La catedral de Westminster presenciaba el pasado Miércoles de Ceniza cómo, a sus puertas, comenzaba una manifestación cristiana de Acción Climática en la que los ecologistas católicos apremiaban a la Iglesia a adherirse al objetivo de cero emisiones de carbono para 2030. Una de las voces que se alzaron fue la del pasionista Martin Newell, quien, tal como recoge The Tablet, llamó a “toda la iglesia, incluidas las órdenes religiosas, a adoptar objetivos neutrales en carbono”.
La protesta utilizó la simbología de la cuaresma, precisamente, para crear conciencia climática y llamar a los cristianos a la acción, empezando por dejar de depender de combustibles fósiles. Una petición que se ampara con fuerza en Laudato si’, donde Francisco ya denunciaba la compraventa de bonos de carbono, provocando que algunos católicos estadounidenses, inversores en el sector, dejaran de hacerlo.
Y eso a la industria no le gusta. Esto, y no ‘Amoris laetitia’. Esto y no su apertura, es lo que ha vertebrado la oposición estadounidense y que, previsiblemente, levante también ampollas en Inglaterra, donde la provincia británica de los jesuitas ha anunciado que ha dejado de invertir en combustibles fósiles.
Un imperativo moral
De esta manera, los 400 millones de libras que la Compañía de Jesús de Gran Bretaña tenía invertidos en compañías cuyos ingresos principales provienen de la extracción de estos combustibles –con el objetivo de financiar obras y proyectos en todo el mundo–, estarán completamente desvinculados de estas empresas a finales de año.
El P. Damian Howard SJ, superior provincial, dijo: “La decisión de desinvertir es principalmente una respuesta al claro imperativo moral de actuar para salvaguardar nuestro planeta para las generaciones futuras”, explicó a The Tablet el superior provincial, Damian Howard. Pero no han sido los únicos. Tras esta primera iniciativa, los jesuitas de Canadá, Italia y Australia ya han anunciado que se están desvinculando también de sus acuerdos con este tipo de compañías, a la espera de que otras congregaciones se unan a la iniciativa fomentada, en primera instancia, por el propio Francisco.