Al mediodía de este viernes 6 de marzo, la Santa Sede ha hecho oficial que el papa Francisco acepta finalmente la renuncia del cardenal Philippe Barbarin como arzobispo de Lyon, un polémico caso que ha sacudido en los últimos años los cimientos de la Iglesia francesa.
Semanas atrás, Barbarin fue absuelto tras la apelación que le condenó hace un año en un primer juicio por el caso protagonizado por Bernard Preynat, ex sacerdote de su diócesis que está siendo juzgado por abusar durante décadas del grupo de scouts de los que era capellán (ha admitido que victimizaba a unos cinco niños a la semana). Al cardenal se le habría acusado en primera instancia de encubrir los abusos de Preynat, quien ha reconocido que se los dio a conocer en persona en una conversación que mantuvieron en 2010.
Pese a la definitiva sentencia absolutoria, el purpurado aseguró que mantenía la renuncia que le hizo llegar al Papa hace justo un año, cuando fue condenado. Entonces, Bergoglio se negó a hacerlo hasta que no hubiera una sentencia en firme, nombrando mientras a un administrador apostólico, Michel Dubost.
Sin embargo, el Pontífice ha accedido finalmente al firme deseo de Barbarin y ha acabado aceptando su salida de la Iglesia de Lyon. Algo que el cardenal ha saludado desde su cuenta de Twitter con un escueto mensaje de despedida “a mis hermanos y hermanas en la Diócesis de Lyon”, a los que informa de que “el papa Francisco me libera de mi cargo pastoral”. “Muchas gracias –concluye–, y una instrucción muy simple: seguid a Jesús de cerca en una Iglesia en servicio, fraterno y misionera”.
El anuncio vaticano solo aclara que Barbarin deja el cargo, pero no informa sobre si su posible sucesor será el administrador Dubost u opta por otro nombre para pastorear Lyon en este convulso momento.