En el arte no todo es lo que parece. Sucede, por ejemplo, con la pintura contemporánea y esa idea común de que ha huido y sigue huyendo de la religión. Pero no es cierto. “En la pintura contemporánea española no ha faltado fe”, afirma Enrique Andrés Ruiz, comisario de Encarnaciones. Temas religiosos en la pintura contemporánea española, la exposición recién inaugurada en O_LUMEN, el espacio para las artes y la palabra de los dominicos en Madrid, y que permanecerá abierta hasta el 7 de junio. “Aquí mostramos la materialidad de la pintura, ese carácter físico, casi carnal, y la ponemos en relación con símbolos, alusiones o expresiones religiosas explícitas en la pintura española de los últimos cincuenta años –prosigue–. Con artistas como Cristino de Vera, que es el más veterano, hasta Elena Goñi, la más joven de los seis artistas que están representados”.
A Cristino de Vera (Santa Cruz de Tenerife, 1931) y Elena Goñi (Pamplona, 1968), en Encarnaciones se le suman Isabel Baquedano, Xesús Vázquez, Juan Carlos Savater y Pelayo Ortega. Son seis, pero podrían haber sido muchos más. “Me habría gustado contar con muchos otros, estoy pensando en Juan José Aquerreta. También en Pedro Esteban, por ejemplo, artistas muy consolidados en el panorama del arte contemporáneo español que han tenido esa vocación continuada hacia temas religiosos”, dice Enrique Andrés Ruiz. “Están estos seis y no otros por las limitaciones del espacio en O_LUMEN y en las propias características de la producción de la exposición. He de esperar que en las programaciones futuras estén presente los otros”, manifiesta. Veinte pinturas y un libro de artista. Suficiente para asumir que la fe es también arte del siglo XX y XXI. Y lo seguirá siendo.
Cristino de Vera es, como afirma Ruiz, “el autor que más insistentemente, a partir de sus inicios en los primeros años 50 hasta prácticamente hoy mismo, ha mostrado ese interés por los temas religiosos”. De él se exhibe Papa muerto (1964), Cráneo y reloj de bolsillo (1972) y Crucifixión (1974). “En un principio, esa fe se manifestó a través de calvarios, de figuras yacentes y de orantes. Y a partir de entonces –continúa–, de una manera quizás más simbólica, mediante composiciones cruciformes, en las que la cruz está muy presente, y también otros símbolos religiosos, en alusión directa a la tradición simbólica cristiana”. Así que Cristino de Vera, como admite el comisario, era, indudablemente, “el mejor modo de arrancar cronológicamente el trayecto que hemos tratado de poner a la vista en esta exposición”.
Un trayecto que huye “de esa espiritualidad más o menos difusa” en la que se ha encerrado la temática religiosa en las últimas décadas en las exposiciones de arte y que muestra “formas, contenidos, símbolos o alusiones explícitamente religiosas o teológicas”, como enumera Ruiz. Lo están en la pintura de Isabel Baquedano (Mendavia, Navarra, 1936-Madrid, 2018), la única de los artistas seleccionados que ha fallecido. “Fue a partir de los primeros años 90 cuando los temas religiosos ocupan prácticamente toda su pintura –relata–.Ella contó que se debió a un episodio personal, tras la curación de una enfermedad, y a las meditaciones y reflexiones que este hecho le suscitó. Y es desde entonces cuando escenas como la huida a Egipto, la lucha de Jacob con el ángel o la Anunciación, comenzaron a ser frecuentísimas”. El Museo de Bellas Artes de Bilbao acaba de clausurar una brillante antológica de su obra. “Ha sido una pintora importantísima y muy característica de estos temas, quizás con mucha influencia de los nabís, de las vanguardias de Maurice Denis, sobre todo”, añade el comisario.