América

La vida consagrada es clave en la atención a migrantes en Estados Unidos

  • Las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús se preparan para recibir una nueva oleada de migrantes en la Unión Americana
  • Su programa ‘Testigos en la frontera’ les ha permitido conocer de primera mano las necesidades de miles de centroamericanos, niños y adultos





La vida religiosa en Estados Unidos se ha convertido en un factor determinante para la atención a los migrantes, tal es el caso de las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, quienes recientemente recorrieron parte de la frontera entre México y Estados Unidos en su iniciativa ‘Testigos en la frontera’.



En entrevista para Vida Nueva, la hermana Reyna González, religiosa de esta congregación y directora de la Oficina de Iniciativas Educativas y Liderazgo del Stuart Center, reflexiona sobre un aspecto que preocupa en este momento a quienes trabajan a favor de los hermanos migrantes: una nueva oleada de centroamericanos que busca llegar a los Estados Unidos.

Al respecto, comentó que ya se coordinan con la red de migración de católicos y con otras congregaciones religiosas: “La vida religiosa tiene fuerza en todos estos temas, y muchas organizaciones lo dicen, por eso cada una de las organizaciones tiene siempre una iniciativa relativa a los migrantes. Hay toda una organización y en cada lugar donde estamos siempre hay una iniciativa”.

Recordó que uno de los programas de la Iglesia católica dirigidos a la atención de los migrantes es Alma Católica, mediante el cual se invita a las religiosas latinas a ser misioneras en la Unión Americana, principalmente en las diócesis más pobres.

“Testigos de la frontera”

A mediados de febrero pasado, las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús llevaron a cabo el programa “Testigos de la frontera”, organizada por el Stuart Center, con sede en Washington, en coordinación con la organización no gubernamental Arise.

Para la hermana Reyna González, se trató de una “experiencia muy fuerte”, que concluyó con el testimonio y un compromiso de acción concreto de cada una de las personas que participaron.

El itinerario del programa incluyó una visita a Matamoros, México, donde se encuentran alrededor de 2,500 migrantes a la espera de que se les resuelva su solicitud de asilo en los Estados Unidos. “Me impresionó la pobreza del campamento; viven en un tráiler o tienda de campaña de dos o tres familias; y hay gente no solo de Centroamérica, sino también de Oaxaca y Chiapas”.

Explica la religiosa que a ello se suma la acción del crimen organizado, que amenaza a las familias con secuestrar a sus hijos si no les dan dinero. “Las personas viven con temor y se niegan incluso a decir su nombre”.

Considera que esta situación ha evidenciado que México no está preparado para recibir a tanta población migrante, y advierte que el país está a punto “sufrir un cambio cultural en su población”.

Algunos mitos

La hermana Reyna González se refirió también a algunas de las políticas migratorias que están haciendo más difícil el acceso a vivir en Estados Unidos, por ejemplo a las personas que han tenido acceso a fondos o ayuda del gobierno, les va a ser más difícil tener su residencia legal.

Sin embargo, también aseguró que es necesario aclarar algunos mitos sobre la migración en Estados Unidos. Uno de ellos –dice– es que si bien el presidente Donald Trump puede proponer leyes, éstas pasan por varios procesos antes de ser aplicadas. No son automáticas.

Otro mito es que a pesar de que las políticas migratorias de Trump han tenido un efecto negativo, las deportaciones en esta administración han sido menores que las registradas con Barack Obama. “El asunto es que simplemente no se hizo público en su momento”, dice.

La religiosa también se refirió a los centros de detención en Estados Unidos: “las fotos que publicaron los medios de comunicación, donde se observa a niños que migraron solos, niños no acompañados, no reflejan la realidad, pues estos pequeños se encuentran en unas instalaciones que son súper limpias, organizadas y tienen todos los servicios”.

“Esto me hace conflicto –admitió– pues en Honduras, de donde provienen la mayoría de los migrantes, la situación es muy complicada, y en estos lugares los pequeños tienen por lo menos servicio médico, dentista, tienen tres comidas, un cuarto limpio, y están vigilados mientras se lleva a juicio su caso y se resuelve”.

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