El obispo Arizmendi apela a un feminismo coherente y sano

  • Tras la marcha de mujeres el 8 de marzo en diferentes estados de México, el prelado pidió respeto a la igual dignidad de la mujer “valorando su identidad propia y su aporte a la humanidad”
  • Sin embargo, manifestó su rechazo a quienes “aprovecharon la fecha para insistir en lo que quieren imponer como un derecho femenino… abortar en forma legal, libre, segura y gratuita”
  • ESPECIAL: Vida Nueva celebra en marzo el mes de la mujer

El obispo Arizmendi apela a un feminismo coherente y sano

El obispo emérito de San Cristóbal de las Casas (México), Felipe Arizmendi Esquivel se refirió a la manifestación de miles de mujeres que tuvo lugar el pasado domingo 8 de marzo por el Día Internacional de la Mujer en diferentes estados de México, donde las participantes se pronunciaron por el fin de la violencia en su contra.



En ese sentido, el también responsable de la Dimensión para la Doctrina de la Fe destacó la notable capacidad de convocatoria y creatividad… “qué bueno que se organicen y se manifiesten“.

Consideró que en México ya debería haber quedado desterrado el arraigado machismo que se sigue arrastrando, como si fuera una cultura justificable. “¡No! No se puede justificar ningún tipo de violencia contra nadie, en particular contra la mujer, que por siglos la ha soportado, incluso con erróneas interpretaciones bíblicas”.

No faltaron los grupos radicales

Sin embargo –lamentó- “hubo quienes aprovecharon la fecha para insistir en lo que quieren imponer como un derecho femenino: abortar en forma legal, libre, segura y gratuita”; por lo que se preguntó: “Y si la que quieres abortar es una niña; ¿ésa no vale, no tiene derecho a vivir, derecho a que la respeten? El aborto es la peor violencia, porque es destruir, es matar a un inocente y verdadero ser humano. Ser persona no empieza a partir de la semana 12 de gestación, sino desde la fecundación. No pretendemos criminalizar a todas, pero deberían ser coherentes”.

De igual modo, aseguró que no faltaron los grupos radicales que se infiltraron, que distorsionan y contaminan la causa. “Quieren justicia, y son injustos. Exigen respeto, y no respetan ni inmuebles ni personas. Protestan contra la violencia, y son los primeros violentos. ¿Quién está detrás de ellos? ¿Quién les da recursos? El gobierno tiene medios para detectarlos y ponerlos en orden, para que no dañen más a la comunidad. Esos grupos no entienden ni atienden otras estrategias”.

El valor de la mujer

Felipe Arizmendi concluyó su artículo con algunos párrafos de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, en la que el Papa afirma: “La idéntica dignidad entre el varón y la mujer nos mueve a alegrarnos de que se superen viejas formas de discriminación, y de que en el seno de las familias se desarrolle un ejercicio de reciprocidad. Si surgen formas de feminismo que no podamos considerar adecuadas, igualmente admiramos una obra del Espíritu en el reconocimiento más claro de la dignidad de la mujer y de sus derechos”.

Asimismo, recordó que el papa Francisco valora el feminismo cuando no pretende la uniformidad ni la negación de la maternidad. “Porque la grandeza de la mujer –ha dicho el Santo Padre- implica todos los derechos que emanan de su inalienable dignidad humana, pero también de su genio femenino, indispensable para la sociedad. Sus capacidades específicamente femeninas -en particular la maternidad- le otorgan también deberes, porque su ser mujer implica también una misión peculiar en esta tierra, que la sociedad necesita proteger y preservar para bien de todos”..

El obispo Arizmendi hizo un llamado a los padres de familia educar a sus hijos varones en el respeto a la igual dignidad de la mujer, “sin confusión de sexos; el género depende del sexo, no de la inclinación personal”. A los educadores, comunicadores, legisladores y pastores les pide seguir “educando para esta equidad”, mientras que a los varones les recuerda tener un “gran respeto hacia la mujer, valorando su identidad propia y su aporte a la humanidad. Gracias a ellas, vivimos. Respeto, como lo merecen nuestras madres y hermanas”.

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