El pasado lunes, 9 de marzo, comenzaba en el Vaticano la primera de las dos visitas ‘ad limina’ de obispos franceses previstas para este año. Los prelados de las diócesis de las provincias eclesiásticas de Rouen, Rennes, Poitiers, Tours y Burdeos –en la parte occidental del país– contemplaron la calma que reina en los palacios de la Santa Sede con las medidas de protección frente al coronavirus.
El grupo de obispos –con algunas ausencias ya por las incidencias de la epidemia– celebró la misa en las grutas vaticanas y llegó a reunirse con el papa Francisco con las sillas separadas, situándose cada obispo a un metro de distancia del siguiente –aunque el pontífice les estrechó la mano–. Comenzaron la ronda por los dicasterios en el Consejo Pontificio para la Cultura… Durante esta semana seguirá con cierta normalidad, aunque la Embajada de Francia ante la Santa Sede ha cancelado la misa prevista para el 11 de marzo por la tarde en la iglesia de San Luis de los Franceses en homenaje a las víctimas del terrorismo.
Mientras esta visita continúa su ruta habitual, este martes, según ha confirmado la Conferencia Episcopal Francesa el Vaticano ha “suspendido” la organizada des 16 al 29 de marzo para otro grupo de obispos “por decisión de la Santa Sede debido a los riesgos asociados con el coronavirus”.
Mientras, en el país galo, el nuevo nuncio, el arzobispo Celestino Migliore, se ha reunido por primera vez con el primer ministro, Édouard Philippe, en su residencia oficial, el Hôtel de Matignon. El encuentro, que tuvo lugar este 9 de marzo, fue cordial.
Entre los temas tratados en este primer foro de diálogo, según ha informado La Croix, están la cuestión ecológica, la restauración de Notre Dame o el problema migratorio. Las relaciones diplomáticas en la Iglesia de Francia son fluidas.