Se cumple el peor temor del Papa: el coronavirus llega a Lesbos y amenaza a miles de refugiados hacinados

madres y niños refugiados en Grecia protesta con carteles Somos humanos demandan mejores

La alarma saltó el pasado domingo 8, cuando se confirmó el primer caso de contagio de coronavirus en la isla griega de Lesbos, donde se hacinan decenas de miles de refugiados, tanto en el campamento de Moria como en los montes de alrededor.



Se trata de un ciudadano griego que regresaba de un viaje a Israel, pero se ha desatado el pánico en todas las entidades sociales comprometidas en la zona comprometidas con los refugiados, en su mayoría sirios que huyen de la guerra, entre los que hay numerosos niños sin ningún tipo de acompañamiento familiar.

Estructura mínima

Muchas ONG han tenido que suspender sus actividades, y otras, como Médicos Sin Fronteras, se ven obligadas a mantener la estructura básica. “Tenemos menos actividad y menos personal. Desde la semana pasada, hemos estado aplicando los protocolos de seguridad que utilizamos en países en guerra”, ha confirmado uno de los portavoces de MSF, Maurizio Debanne, en declaraciones a la Agencia Sir.

Por si fuera poco, esta crisis se solapa con la que se ha desatado tras la decisión de Turquía de abrir sus puertas para presionar a la Unión Europea (UE) con una mayor llegada de refugiados a sus estados miembro, lo que ha tenido su primera gran respuesta en su frontera con Grecia, que, a su vez, ha suspendido durante un mes el derecho de estas personas a solicitar asilo. Algo que ha sido tachado de ataque a los elementales derechos humanos por parte de numerosas entidades sociales presentes en la zona.

Consecuencias desastrosas

Es el caso del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) de Europa, que ha mandado una carta a los principales dirigentes europeos en la que lamentan que “este juego, jugado por los poderosos, está poniendo en riesgo vidas humanas inocentes. Debe detenerse ahora. A esta mezcla ya volátil se agrega un pánico creciente sobre el coronavirus. Con la falta de atención médica en los campamentos críticos, las ONG temen que un brote tenga consecuencias desastrosas”.

El papa Francisco, en sus últimas intervenciones públicas, ha levantado la voz ante este drama, pidiendo poner en el centro a los refugiados, que huyen de la guerra, la persecución y “las enfermedades”.

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