“Todos los fieles cristianos de la diócesis de Madrid están dispensados de la asistencia a la celebración dominical”. Es la indicación lanzada por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, en el momento en el que los contagiados por la epidemia de coronavirus superan los 2.000 en la región y ya son 40 los fallecidos. La misma decisión ha tomado esta misma mañana la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, puesto que La Rioja es una de las comunidades autónomas más afectadas por el Covid-19.
A través de una carta, el purpurado reconoce que “tenemos que extremar las precauciones” y se suma a la llamada del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, a quedarse en casa.
El cardenal insta a los fieles a seguir la misa por radio, televisión e internet, si bien se pide a los sacerdotes que celebren la eucaristía solos o “con un número muy limitado de fieles ofreciéndola especialmente por las personas fallecidas y enfermas, y poniendo como intención la superación de esta pandemia”. También llama a rezar en toda oración por el personal sanitario.
Espacios de diálogo
“En cualquier caso, la limitación de no ocupar más de un tercio del aforo de las parroquias, iglesias y oratorios es de obligado cumplimiento”, recomienda Osoro que da margen a los vicarios para “la suspensión de la Eucaristía pública, podrán ser prudencialmente adoptadas por los vicarios episcopales en comunicación continua con el arzobispo y sus obispos auxiliares”.
Por el momento, Osoro plantea que “nuestros templos permanecerán abiertos para que podamos entrar a orar y vivir en el silencio un diálogo abierto con el Señor”. Sobre el resto de actividades eclesiales, “la prudencia y la creatividad nos indicarán, en cada caso, cómo no dejar de atender servicios básicos”, expone en la misiva poniendo como ejemplo las catequesis no presenciales que se están preparando ya.
Eso sí, subraya en la carta que “en esta situación adversa no podemos olvidar el deber de atención espiritual y material a los enfermos, a los ancianos, a los pobres, a los niños y a las personas vulnerables, que en nuestra tradición ha constituido siempre la máxima preocupación para la Iglesia”.
En clave de cuarentena
Más allá de las instrucciones prácticas, Osoro pide a los católicos que “vivamos esta Cuaresma en clave de cuarentena: es una oportunidad inesperada para la oración y la quietud, para encomendarnos a Dios, que es fuente de salvación y de esperanza”.
“Se nos está pidiendo ayudarnos a descubrir nuestra fragilidad y sacar lo mejor de nosotros mismos. Por eso, os invito una vez más a adentrarnos en la confianza absoluta en Dios, fuente de salvación y de esperanza”, apunta.