El cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Mérida y administrador apostólico de Caracas, ha expresado, a través de una exhortación pastoral, su preocupación ante la falta de información fidedigna en Venezuela a propósito de la rápida expansión del coronavirus en el mundo, por lo cual “llama la atención que se anuncian casos en casi todos los países de nuestro entorno y en Venezuela no hay noticias ciertas y confiables”.
El purpurado ha denunciado que mientras “aparecen videos y comunicaciones en los que se afirma que estamos preparados, cuando sabemos la precariedad de los centros hospitalarios y la escasez de medicamentos”, aun cuando “se dice que no hay casos comprobados” en Venezuela.
Poca cultura preventiva
A todo ello se suma la caterva de fake news e informaciones contradictorias en las redes sociales, lo que contribuye “a aumentar la inquietud y el no saber qué hacer” como también la poca cultura preventiva que caracteriza al venezolano.
“Seguimos actuando como siempre, no dándole importancia al asunto. He constatado en estos días que valen poco las sugerencias que se dan, pues nos reímos y actuamos como siempre”, advierte.
Actuar con cautela
El cardenal ha pedido a los sacerdotes, religiosas, diáconos y/o responsables de comunidades, “actuar con cautela, informarnos bien y ayudar en lo que nos compete” y “respetar lo que la ciencia o las autoridades decidan en su momento”.
“Pero esto no nos priva de ser agentes y protagonistas en lo material, anímico y/o espiritual, para que no estemos dando bandazos y confundir a la gente que recurre a nosotros”, recomienda.
Algunas medidas preventivas
Por otra parte ha invitado a la feligresía a “no tocar ni besar las imágenes de nuestra devoción” durante los actos religiosos como es el caso del tradicional Nazareno de San Pablo en Caracas. Además ha sugerido comulgar preferentemente en la mano, “aunque quien lo pida en la boca no se le puede negar” como “darse el rito de la paz con un gesto de la mano o al estilo japonés inclinando la cabeza, pero sin tocar el cuerpo de la otra persona”.
“Como creyentes, pongámonos en las manos de Dios, con calma y serenidad. Que el pánico no nos paralice, ni le huyamos a la dificultad, la enfermedad y el dolor. San Agustín nos recuerda que si se acaba la tribulación, se acaba la llamada del Señor. Nuestro modelo es Jesús quien asumió la pasión y la muerte por nosotros”, acotó.