A mediados de enero se convirtieron en cuatro las mujeres con cargo de subsecretario en el Vaticano sobre un total de veinticuatro, es decir una de cada seis. En la mayor parte de las estructuras de la Curia romana –congregaciones, dicasterios, consejos– el subsecretario ocupa el tercer puesto en el orden jerárquico, después de los prefectos o presidentes, y después de los secretarios.
Si el nombramiento, el pasado 15 de enero, de Francesca Di Giovanni como subsecretaria ha suscitado tanto interés es porque, por primera vez, ha tenido lugar en el seno de la Secretaría de Estado, la institución más importante de la Santa Sede cuyos responsables son sometidos a la autoridad directa del Sumo Pontífice.
Francesca Di Giovanni es la encargada de coordinar el trabajo del Sector multilateral de la Sección para las Relaciones con los Estados. Estas nuevas tareas la colocan por encima de algunos obispos, en particular de los nuncios apostólicos.
Aun así, sería un error pensar que la Sección de Relaciones con los Estados, que es equivalente a un Ministerio de Relaciones Exteriores, solo está poblada por hombres. Una docena de mujeres trabajan allí, entre ellas, como experta, la jurista estadounidense Jane Adolphe, quien antes de ser llamada al Vaticano, enseñó en la Ave Maria School of Law en Naples, Florida.
Desde 2017, otros dos puestos de alto nivel han sido ocupados por dos laicas italianas, esposas y madres de la familia: Gabriella Gambino y Linda Ghisoni son subsecretarias del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
Respectivamente profesora de bioética y exjueza instructora del Tribunal de primera instancia para los casos de nulidad matrimonial de la Región del Lacio, Gabriella Gambino y Linda Ghisoni colaboraron estrechamente con la preparación y realización, en febrero de 2019, de la cumbre sobre protección de menores. Un nuevo dato que merece ser señalado.
Una cuarta mujer ocupa un número tres en la Curia romana. Es una religiosa española que fue misionera en Corea, sor Carmen Ros Nortes, subsecretaria de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, un departamento que se esfuerza por lograr la igualdad entre hombres y mujeres en la composición de sus miembros. Sor Nicla Spezzati había desempeñado este papel antes; sor Enrica Rosanna fue la primera en acceder a este encargo en 2004.
De hecho, las cuatro subsecretarias actuales no son las primeras mujeres en asumir roles de responsabilidad en las oficinas de la Curia. Desde 1966, la teóloga australiana Rosemary Goldie, que anteriormente había sido auditora en el Concilio Vaticano II, fue durante diez años la subsecretaria del Consejo Pontificio para los Laicos.
La Academia Pontificia de Ciencias Sociales estuvo marcada por dos mujeres: Mary Ann Glendon, presidenta desde 2009 hasta 2014, y Margaret Scotford Archer, de 2014 hasta 2019. Jurista y diplomática estadounidense, la primera estuvo, en 1995, a la cabeza de la Delegación del Vaticano en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, organizada por Naciones Unidas en Pekín.
Si el número permanece, en porcentaje, netamente bajo la media, otras mujeres han alcanzado niveles de dirección en el Vaticano. Entre estas, cómo no citar a sor Alessandra Smerilli, salesiana, profesora de economía política, nombrada por el Papa en 2019 “Consejera de Estado de la Ciudad del Vaticano”, encargo que prevé la tarea de prestar asistencia en la elaboración de las Leyes vaticanas y en otras materias de particular importancia para el Estado.
Muy conocida es la directora de los Museos Vaticanos, Jatta, la primera mujer en ocupar este prestigioso puesto. Conocida por su experiencia e iniciativas de alto nivel, Barbara Jatta había sido responsable del Gabinete de Impresiones y coordinadora de Impresiones de la Biblioteca Apostólica Vaticana.
Otra mujer, Vittoria Cimino, coordina desde 2008 la Oficina del Conservador de los Museos Vaticanos. Esta oficina tiene la tarea de elaborar estrategias de prevención y mantenimiento del patrimonio histórico artístico y arqueológico confiado al cuidado y a la tutela de los Museos Vaticanos. La entidad desarrolla su actividad fuera del Estado, por ejemplo, en las Basílicas Mayores, algunos sitios arqueológicos y las Villas Pontificias.
Otra institución prestigiosa, el hospital pediátrico Bambino Gesù, el más grande de Europa, también está presidido por una mujer desde 2015. Conocida por sus habilidades gerenciales, Mariella Enoc fue elegida por el Papa Francisco para guiar esta estructura de “indiscutible excelencia europea y mundial”, fundada hace 150 años.
Discretamente, lejos de los focos de la actualidad, otras mujeres, válidas y competentes, desempeñan roles menos expuestos pero influyentes. Una de ellas es Maria Anna Circelli, jefa del personal de la Gobernación, el centro neurálgico de la Ciudad del Vaticano, y presidenta de la Junta de Auditores del Fondo de Pensiones.
La Gobernación es una estructura compleja de la que dependen los trabajos para el mantenimiento de la Ciudad del Vaticano, la gestión de contratos, tiendas, almacenes, así como oficinas como la Gendarmería, la Floristería, la Oficina Numismática, los Museos Vaticanos, la gestión de los jardines y villas papales de Castel Gandolfo, y la limpieza urbana. La oficina de personal, encabezada por una mujer, es una de las dos Oficinas Centrales de la Gobernación, llamada así porque informan directamente a los órganos de Gobierno.
Pero no termina aquí: en el Dicasterio para la Comunicación, la dirección teológico-pastoral, una de las cinco direcciones de la estructura, está confiada a una teóloga eslovena, Nataša Govekar, especialista en la comunicación de la fe a través de imágenes, y miembro del Centro Aletti.
Y otra mujer, Cristiane Murray, periodista brasileña, es vicedirectora de la Oficina de Prensa, un cargo ya ocupado anteriormente por otra periodista, la española Paloma García Ovejero.
En el Dicasterio para la Comunicación una laica italiana, Claudia Di Giovanni, dirige la Filmoteca Vaticana en calidad de oficial delegado. Instituida en 1959 por Juan XXIII, la Filmoteca vaticana, con sus 8.000 títulos, es un archivo único en su género que conserva materiales filmados sobre la historia de la Iglesia y el cine, a partir de 1896.
Para completar este panorama es necesario añadir que, en 2018, por primera vez en la historia, el Papa Francisco nombró tres mujeres Consultoras de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Hay mujeres consultoras en otros dicasterios, aunque son proporcionalmente menos numerosas que los hombres: ocho, por ejemplo, en la Congregación para los Institutos de la Vida Consagrada; ocho en el Dicasterio para los laicos, familia y vida; seis en la Congregación para las causas de los santos y en el Consejo de la Cultura.
Desde 2019, las superioras generales de las Familias religiosas femeninas también han entrado a formar parte de los nuevos miembros de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. La primera mujer nombrada miembro de una Congregación fue, en 2014, sor Luzia Premoli, superiora general de las Hermanas Misioneras Combonianas Pías Madres de Nigrizia, todavía miembro de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
Ocho mujeres se encuentran entre los miembros de la Comisión para la protección de menores; cinco entre los miembros de la Comisión teológica internacional; cuatro entre los miembros del Comité de Ciencias Históricas, etc.
Excepción que confirma la regla: las mujeres son mayoría en algunas oficinas de la Biblioteca Apostólica Vaticana, por ejemplo, en el departamento de impresos, así como en el laboratorio de restauración, mientras que los servicios de publicación y exposiciones se confían a dos mujeres.
Finalmente, cinco de los ocho laboratorios de restauración de los Museos vaticanos son dirigidos por mujeres.
Aunque sí es cierto que el papel de la mujer en la Iglesia no se reduce a una cuestión de números, su presencia en lugares clave parece destinada a afirmarse. Hasta la fecha (enero de 2020) ninguna mujer ocupa todavía el cargo de Prefecto (número uno) o Secretario (número dos); los pocos puestos de dirección están casi todos subordinados a los hombres.
Pero no sería raro esperarlo porque desde 2018, por primera vez en la historia, un laico, un hombre, lleva el título de Prefecto en el Vaticano. Además, el Papa Francisco ha insinuado varias veces que no tendría ningún problema en designar a una mujer como cabeza de un dicasterio, si el dicasterio no tiene jurisdicción.