“La indignación siempre lleva a la violencia física y verbal”. Es la advertencia que lanzó el Papa esta mañana durante la eucaristía matutina de Santa Marta. “Hace unos días vi un video en un móvil, un hombre que quería salir de un edificio y la policía no le dejaba”, confesó Francisco en su homilía sobre el confinamiento decretado en Italia, al igual que en España.
El Papa recordó cómo el individuo atacó a las autoridades del estado, lo que le hizo explicar que “la indignación es la actitud del soberbio que es pobre en su espíritu y solo vive con la ilusión de ser más”. “El espíritu mundano nos lleva hacia la vanidad, hacia las apariencias”, apostilló.
Escándalo farisaico
“También a nosotros nos puede pasar a nosotros. Es el escándalo farisaico”, alertó el Papa. Para Jorge Mario Bergoglio, la indignación pasa por “escandalizarnos de la sencillez de Dios, de los pobres, del cristiano… Podemos llegar a pensar que nuestro Dios es más sabio y más culto, negando que pueda actuar en lo pequeño”.
En esta línea, meditó sobre “el riesgo de despreciar que Dios actúa siempre en la simplicidad, en la casa de Nazaret, en la sencillez del trabajo de cada día, en la sencillez de la oración”.
Los verdaderos afectos
En su plegaria inicial, el Papa tuvo una vez más presente a los enfermos, pero se dirigió especialmente a las familias: “Pienso en las familias que están encerradas. Los niños no van a la escuela y tal vez sus padres no pueden salir por estar en cuarentena. Que el Señor les ayude nuevas maneras y expresiones de convivencia en esta nueva situación”.
Para Francisco, esta cuarentena “es una buena ocasión para encontrar los verdaderos afectos de las familias. Oremos por las familias, para que las relaciones en este momento florezcan, siempre para un bien mayor”.