Las medidas de contención frente al coronavirus se extienden por toda Francia y ya han provocado que el santuario que más católicos concentra, el de Lourdes, tenga que cerrar sus puertas. “Por primera vez en su historia, el santuario cerrará por un tiempo”, ha dicho hoy el rector de Lourdes, Olivier Ribadeau Dumas.
El santuario sigue las indicaciones de las autoridades sanitarias galas. No obstante, los capellanes permanecen rezando por turnos en la gruta donde tuvieron lugar las apariciones hace 162 años.
El santuario ha emitido 4 comunicados desde el pasado 28 de febrero hasta hoy. El pasado 3 de marzo se establecieron medidas más restrictivas. La más visible fue el cierre de las piscinas donde se bañan los enfermos. Además, anunciaron que “los grifos se someten a un tratamiento viricida varias veces al día”.
En la eucaristía ya se había suprimido el gesto de la paz, vaciado las pilas del agua bendita, la comunión se daba en la mano y los sacerdotes debían comulgar por intinción.