“Os llamo a la confianza, al abandono, a saber asumir la renuncia de ir a la Iglesia, la renuncia de celebrar la eucaristía. Es verdad que es el gran bien, pero por amor también se puede renunciar”. Es el mandato que lanza el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán a todos los católicos del sur de Madrid a través de un vídeomensaje.
Y lo hace, sabedor de que la diócesis es uno de los principales focos de la expansión del coronavirus en España, con una especialidad voracidad en enfermos y víctimas mortales en la localidad de Valdemoro. De ahí su propuesta de caridad cristiana desde el ya célebre ‘yo me quedo en casa’.
“Es verdad que podemos morir y podemos ser héroes yendo a las iglesias comulgando, pero ese no es el heroísmo cristiano”, explica García Beltrán, que a renglón seguido apunta que “el heroísmo cristiano es el que invita a morir a sí mismo, a morir al hombre viejo y eso supone muchas veces la renuncia, e incluso a aquello que es bueno, aquello que es lo mejor, para agarrarnos más fuertemente al Señor”.
El también presidente de la Fundación Pablo VI insiste en el vídeo en que “Todos estamos viviendo una vida de reclusión que nos han enviado nuestras autoridades por nuestro bien común, por el bien de todos”. Y se detiene especialmente en los sacerdotes y consagrados, para subrayar que comprende “que estáis viviendo con dolor y complejidad vuestro ministerio”.
Consciente de que “estamos asustados y no llegamos a comprender qué es este virus”, planeta a los cristianos: “Este dolor se puede ver desde la desesperación, el miedo y el acobardamiento, pero también desde la confianza en el Señor. De esta desgracia natural, tenemos que sacar el bien”.
Con estas palabras llama a todos los cristianos a adentrarse “en una cuaresma muy especial, que no solo es purificadora en teoría o de renuncia de lo que nos hace falta, sino de renunciar a lo importante para poner nuestros ojos en Él, de abrazarse a Él”.
Para García Beltrán, el COVID-19 “nos está enseñando que somos más débiles y vulnerables de lo que pensábamos. Por eso, tenemos que darnos cuenta de que las fuerzas no están en nosotros mismos, sino que un bichito que solo se ve a través de un miscroscopio es capaz de acabar con la soberbia del hombre moderno”.
Junto a esta petición, el obispo madrileño invita a rezar encarecidamente por los enfermos y las familias de las víctimas de la pandemia, así como a los sanitarios y “a todos los servidores del bien común”.