A través de varios frentes, la Iglesia católica en Estados Unidos ha manifestado su preocupación por la situación que vive el país a causa del coronavirus Covid-19, pero también su compromiso de acompañar a las víctimas de esta pandemia. Al día de hoy, en ese país se registran 4,661 casos positivos por Covid-19 y 85 fallecimientos.
Un llamado a intensificar la oración
El arzobispo de Los Ángeles y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), José Gómez, aseguró que este brote mundial de coronavirus hace ver al mundo su fragilidad y le recuerda que todos somos una familia bajo Dios; un Dios –dijo– que no nos abandona, incluso ahora en este tiempo de prueba.
Reflexionó: “En este momento, es importante para nosotros anclar nuestros corazones con la esperanza que tenemos en Jesucristo. Ahora es el momento de intensificar nuestras oraciones y sacrificios por el amor de Dios, y el amor a nuestro prójimo. Acerquémonos unos a otros en nuestro amor por él y redescubramos las cosas que realmente importan en nuestras vidas”.
Gómez llamó a rezar en solidaridad con los hermanos y hermanas que están enfermos en todo el mundo. “Oremos por aquellos que han perdido seres queridos a causa de este virus. Que Dios los consuele y les conceda paz”.
También pidió elevar plegarias por los médicos, enfermeras y voluntarios, por los funcionarios de salud pública y por todos los líderes cívicos. “Que Dios les conceda coraje y prudencia al tratar de responder a esta emergencia con compasión y al servicio del bien común”.
Urgen medidas de ayuda
Por su parte, el arzobispo de Oklahoma City y presidente del Comité de Justicia Doméstica y Desarrollo Humano de la USCCB, Paul Coakley, alentó a los legisladores norteamericanos a plantear medidas que brinden alivio y ayuda a los que sufren Covid-19, y a los afectados por el cierre de sus lugares de trabajo.
Aseguró que debido al rápido desarrollo de la situación, es apropiado alentar a los miembros del Congreso y al gobierno federal a enfrentar los muchos desafíos que se avecinan, en particular con los más vulnerables: los pobres, los ancianos, las personas sin hogar, los que están en prisión o en centros de detención, inmigrantes y refugiados.
Adelantó que varias de las políticas bajo revisión ya cuentan con el respaldo de los obispos, entre ellas, el aumento de las medidas de seguridad alimentaria, la licencia por enfermedad remunerada, la atención a los inmigrantes, independientemente de su estado, y una mayor asistencia para los trabajadores de bajos ingresos, los desempleados y las personas sin hogar o inestabilidad de la vivienda.
Paul Coakley también exhortó a salvaguardar la atención médica a todas las personas contagiadas con el virus, sin que esto sea para ellas una carga financiera, y tengan o no seguro. También consideró justificable una suspensión de los requisitos de trabajo relacionados con programas como el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, poniendo a disposición fondos federales adicionales a través de una declaración de desastre federal.
Agradeció los esfuerzos de los legisladores durante este momento difícil y los instó a avanzar en la búsqueda de un camino para brindar un mayor alivio a todos los que sufren de coronavirus y sus efectos en la sociedad, especialmente los más necesitados.
La importancia de trabajar unidos
En tanto, el obispo de Rockford y presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional de la USCCB, David Malloy, emitió junto con Catholic Relief Services y la Asociación Católica de Salud de Estados Unidos un comunicado, en el que pide al gobierno trabajar de la mano con otras asociaciones para mejorar la capacidad para prevenir, detectar y responder a este virus.
Tras señalar que dentro de los Estados Unidos, los proveedores de atención médica católicos están dispuestos a proporcionar tratamiento y atención a las personas afectadas por el virus, el obispo consideró que la respuesta al nuevo coronavirus demuestra la necesidad de trabajar unidos e invertir en sistemas de atención médica cruciales en Estados Unidos y en otros países, previniendo y respondiendo así a emergencias comunitarias.
David Malloy también instó al Congreso de los Estados Unidos a respaldar los esfuerzos que hacen diferentes organizaciones, protegiendo el acceso a los programas de redes de seguridad de atención médica doméstica y brindando asistencia internacional de emergencia adicional a las áreas afectadas por el virus, e instó a las personas a mantenerse informadas a través de esta página.
Medidas en las iglesias
La USSCB, a través del Comité de Culto Divino, pidió a los fieles consultar a su diócesis sobre las medidas para las celebraciones litúrgicas, al tiempo que ofreció algunas consideraciones, generales como que las parroquias usen prácticas de higiene de sentido común; recordó a los católicos que no están obligados a asistir a misa si están enfermos y a los obispos que pueden suspender, en circunstancias más serias, las celebraciones litúrgicas públicas.