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Francisco en tiempos de coronavirus: si se viven en casa con gestos de amor, “estos días no se desperdiciarán”





Fiel a su estilo, Francisco no cesa su frenética actividad ni en tiempos de coronavirus. Así, hoy publica una entrevista con él el prestigioso diario italiano La Repubblica. En ella, cómo no, el impacto de esta pandemia mundial centra la charla, buscando el Papa, dentro de la desgracia, su fondo también positivo: “En estos días difíciles, podemos volver a descubrir aquellos pequeños gestos concretos de proximidad hacia las personas más cercanas a nosotros, una caricia a nuestros abuelos, un beso a nuestros hijos, a las personas que amamos. Son gestos importantes, decisivos. Si sabemos vivir así, estos días no se desperdiciarán”.



Bergoglio detalla qué pidió exactamente, el pasado domingo, cuando “peregrinó” andando por las vacías calles de Roma hasta la basílica de Santa María la Mayor y a la iglesia de San Marcelo: “Le pedí al Señor que detuviera la epidemia: ‘Señor, detenla con tu mano’. Recé por esto”.

Cuidados y paciencia

El Pontífice incide en la importancia de estrechar, aunque parezca obvio, los lazos entre la familia y los amigos: “A veces sólo vivimos una comunicación virtual entre nosotros. En cambio, deberíamos descubrir una nueva cercanía. Una relación concreta hecha de cuidados y paciencia. Muy a menudo, las familias, en casa, comen juntas en un gran silencio, pero no es para escucharse mejor unos a otros, sino más bien porque los padres ven la televisión mientras comen, y sus hijos están concentrados en sus teléfonos móviles. Parecen unos monjes aislados unos de otros. Así no hay comunicación”.

En cambio, “escucharnos es importante porque entendemos los problemas de cada uno, sus necesidades, esfuerzos, deseos. Hay un lenguaje hecho de gestos concretos que debe ser salvaguardado. En mi opinión, el dolor de estos días debe abrirnos a lo concreto“.

Gracias a los médicos

El Papa también muestra su gratitud a los médicos y profesionales sanitarios que se están desgastando estos días: “Agradezco a los que se dedican de esta manera a los demás. Son un ejemplo de esta sensibilidad hacia lo concreto. Y pido que todos estén cerca de aquellos que han perdido a sus seres queridos y traten de estar cerca de ellos de todas las maneras posibles. El consuelo debe ser ahora el compromiso de todos“.

El mensaje final del Papa, en clave de esperanza, es para los no creyentes: “Todos somos hijos de Dios y estamos bajo su mirada. Incluso aquellos que aún no han encontrado a Dios, aquellos que no tienen el don de la fe, pueden encontrar ahí su camino, en las cosas buenas en las que creen: pueden encontrar la fuerza en el amor a sus hijos, a su familia, a sus hermanos y hermanas. Uno puede decir: ‘No puedo rezar porque no soy creyente’. Pero, al mismo tiempo, sin embargo, puede creer en el amor de la gente que le rodea y encontrar allí la esperanza”.

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