La Comisión Ejecutiva confirmó su acompañamiento al pueblo argentina, pidió dejar atrás el miedo, y vivir esta crisis como una oportunidad para crecer y pensar en los más pobres y vulnerables.
El mensaje de los obispos llega en una hora en la que se define, desde el gobierno nacional, la posibilidad de decretar una cuarentena más restrictiva.
Los obispos manifestaron que cuidarse “de un modo responsable es la mejor manera de cuidar a los demás”, alejados del miedo “que nos lleva a ocuparnos de nosotros mismos y a tener actitudes antisociales sin pensar en los demás”. Contrariamente, el cuidado y la responsabilidad para con los hermanos y hermanas nos llevan al amor, a la solidaridad y al servicio.
Los miembros de la Ejecutiva referenciaron al Papa emérito Benedicto VI para hablar de una nueva “imaginación de la caridad”, y recomendaron el uso de las redes sociales para “comunicarnos y sostenernos en la esperanza, generando nuevos modos de ayuda mutua y de compañía”, con creatividad.
“Nos veremos obligados en este tiempo a cambiar estilos de vida y hábitos de consumo. Tal vez viviendo con mayor austeridad podamos redescubrir nuevos modos de vínculos entre nosotros, más simples y sencillos y nos permita reflexionar sobre cosas en las que habitualmente no pensamos”, expresaron los obispos.
También comentaron que en los barrios carenciados del país viven millones de personas, a las que no les va a resulta fácil quedarse en sus casas porque necesitan salir a ganarse el pan, día por día. Por eso, afirman que “Otro modo de crecimiento surge de nuestra capacidad de mirar la situación de tantos hermanos que están lejos de ciertos niveles de vida en la Argentina”.
Como medio de prevención para evitar el distanciamiento social, manifestaron la necesidad de la cercanía espiritual, para que nadie se sienta solo.
“Los cristianos viviremos una Cuaresma muy especial apoyados en la gran fuerza de la oración pidiendo por los enfermos y sus familiares”, dicen los obispos.
Agradecieron especialmente a quienes trabajan, en esta hora compleja y apremiante, al servicio de los enfermos y los más pobres: al personal sanitario, médicas y médicos, enfermeras y enfermeros, voluntarios de la pastoral de la salud.
Y encomendaron a los sacerdotes para que iluminen este momento con la fuerza de la Palabra de Dios y busquen caminos para una mayor cercanía pastoral.
Finalmente, pidieron poner a todo el pueblo de Dios, bajo la mirada de María de Luján, y la bendición de Dios para vivir, en este tiempo, una auténtica fraternidad evangélica.