El obispo auxiliar de Getafe, José Rico Pavés, a través de una amplia carta de cinco páginas invita a sacerdotes y fieles a “pensar y vivir la eucaristía como miembros de la Iglesia”. Firmado el 17 de marzo de 2020, el documento sale al paso a de quienes “han reaccionado manifestando su profundo desacuerdo” al cierre de templos y suspensión de celebraciones por la crisis del coronavirus. Un malestar creado, en parte, por la variedad de mediadas adoptadas por las diferentes diócesis.
Ante esta situación, el obispo teólogo rescata las reflexiones de Pablo VI sobre la “misa privada”, es decir, “aquellas misas que celebra el sacerdote solo, sin presencia de pueblo fiel” como una “acción de Cristo y de la Iglesia”. Por ello, reclama que “¡no se han suprimido las misas! Cerrar los templos no significa haber dejado a los fieles sin los frutos infinitos del Sacrificio Redentor de Cristo que se actualiza en el altar”. Porque, destaca, “el ‘ayuno eucarístico’ temporal de unos es necesario para garantizar la comunión sacramental de otros”.
Pensar en la comunidad
Ver en este medio el sentido comunitario de la misa desde la situación que se vive puede ser una oportunidad. “Que el ayuno eucarístico de estos días nos ayude a vencer la mentalidad individualista con la que tantas veces recibimos los sacramentos”, desea. Aunque entiende que es duro para el sacerdote celebrar la misa así, espera que sea una “oportunidad preciosa para volver sobre el centro de la vocación a la que un día el Buen Pastor os llamó”.
Algo que muestran los sacerdotes que están viviendo la enfermedad o “reforzando los equipos de capellanes de los hospitales”, “celebrando las exequias”, “visitando a los enfermos más graves para llevarles el auxilio de la confesión y de la comunión, y están ofreciendo, con gran creatividad, propuestas de oración y formación a través de las redes sociales y medios de comunicación”.
La fuerza de la comunión espiritual
Rico Pavés invita a los files a valorar la “llamada comunión espiritual” como “forma verdadera de encuentro con el Señor”. Recordando la historia, la presenta como una “gracia” que “se regala a quien la quiere y desea con sinceridad,aunque no se pueda participar en el sacramento, si con dignidad y reverencia se descansa en el recuerdo de Quien padeció por ti”.
Finalmente, el obispo invita a todos a la oración por los enfermos y haciendo una llamada de atención para que todo el mundo cuide su “salud espiritual”. Además, reclama “la necesidad de mantenernos unidos” frente a la “tentación del individualismo”.