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El cardenal Burke pide a los católicos desobedecer las recomendaciones sanitarias e ir a misa a pesar del coronavirus





“En nuestra cultura totalmente secularizada, hay una tendencia a ver la confesión y la Santa Misa como cualquier otra actividad, por ejemplo, ir al cine o a un partido de fútbol, ​​lo cual no es esencial y, por tanto, puede cancelarse para frenar la propagación de un contagio mortal. No podemos aceptar las determinaciones de los gobiernos seculares, que tratarían la adoración a Dios de la misma manera que ir a un restaurante”. Son las palabras del cardenal Raymond Burke ante la emergencia sanitaria por el coronavirus en todo el mundo. Así lo pone, negro sobre blanco, en una carta publicada con fecha 21 de marzo que afirma haber estado preparando “durante días”.



“Los obispos y sacerdotes debemos explicar públicamente la necesidad de los católicos de rezar y adorar en sus iglesias y capillas, e ir en procesión por las calles pidiendo la bendición de Dios sobre su pueblo que sufre tan intensamente. Necesitamos insistir en que las regulaciones del Estado, también por el bien del Estado, reconozcan la importancia distintiva de los lugares de culto, especialmente en tiempos de crisis nacional e internacional”, agrega el purpurado estadounidense en su misiva.

De esta manera se expresa Burke, después de comenzar su carta ofreciendo consejos para evitar el contagio, entre los que “por supuesto”, está “evitar reuniones grupales”, pues es “un acto fundamental de caridad utilizar todos los medios prudentes para evitar contraer o propagar el coronavirus”. Sin embargo, “así como podemos comprar alimentos y medicinas, mientras cuidamos de no propagar el coronavirus en el proceso, también debemos poder orar en nuestras iglesias y capillas, recibir los sacramentos y participar en actos de oración pública”. El cardenal propone que los sacerdotes desinfecten los bancos y los confesionarios tras cada eucaristía y, si no pueden solos, que limpien los fieles.

Ideología de género y Amazonía

Burke afirma que “una persona de fe no puede considerar la actual calamidad en la que nos encontramos sin considerar también cuán distante está nuestra cultura popular de Dios”. “Solo tenemos que pensar en los ataques contra los no nacidos”, indica el purpurado, para luego, arremeter contra la denominada ideología de género y el Sínodo para la Amazonía.

“Solo necesitamos pensar en el ataque generalizado contra la integridad de la sexualidad humana, en nuestra identidad como hombre o mujer, con el pretexto de definir para nosotros mismos, a menudo empleando medios violentos, una identidad sexual distinta de la que Dios nos ha dado. Con una preocupación cada vez mayor, somos testigos del efecto devastador en los individuos y las familias de la llamada ‘teoría del género'”, sostiene.

También “somos testigos, incluso dentro de la Iglesia, de un paganismo que adora la naturaleza y la tierra. Hay quienes dentro de la Iglesia se refieren a la tierra como nuestra madre, como si viniéramos de la tierra, y la tierra fuera nuestra salvación”, indica.

Por último, el cardenal admite, “sin duda” alguna, que “los grandes males como la peste son efecto de nuestros pecados actuales”.

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