Ante la rápida expansión del coronavirus en Brasil, que este sábado 21 de marzo ya superaba 1.000 casos confirmados y dejaba al menos 18 personas muertas por la enfermedad, el presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), Walmor Oliveira de Azevedo ha hecho un enfático llamado a la ciudadanía a quedarse en casa para vencer el virus.
“No salga de casa”, ha repetido seis veces el arzobispo de Belo Horizonte en un video-mensaje divulgado en las redes sociales de la CNBB, insistiendo en que “este es un importantísimo remedio para vencer la terrible pandemia del coronavirus”.
Oliveira de Azevedo apela a la colaboración de todos: ancianos, adultos, niños, jóvenes y adolescentes, y llama la atención a quienes han relativizado la grave situación sanitaria “saliendo de casa sin necesidad”, advirtiendo que “el precio alto que ya estamos pagando será aún más amargo“.
La invitación del presidente de la CNBB a la solidaridad, a ejemplo del buen samaritano que “vio, sintió compasión y cuidó” del más débil, del enfermo, coincide con el mensaje de los obispos, del pasado 14 de marzo, cuando manifestaron su palabra de esperanza y solidaridad: “superemos la indiferencia, hagámoslo, sin embargo, de modo prudente y en consonancia con las orientaciones sanitarias“.
En respaldo a las indicaciones dadas por las diócesis y las regionales de obispos, sobre el modo de celebrar la fe priorizando la protección de las personas y la preservación de la vida, la CNBB ha enfatizado en “los cuidados de higiene personal y del ambiente (…): son reglas que deben ser seguidas por todos, con irrestricta atención a partir de la propia conciencia, regida por el buen sentido y por la fraternidad”.
Por otra parte, el episcopado brasileño ha alentado a permanecer unidos a través de los medios digitales y tecnológicos: “son muchos los recursos tecnológicos que tenemos a nuestra disposición actualmente; ellos pueden ayudar a suplir la distancia física en este periodo de cautela”.
“Haciendo cada uno su parte en esta gran tarea, que es de todos, no dejemos de rezar por el mundo entero, en especial por las víctimas y por los profesionales que incansablemente trabajan por una solución”, proponen los obispos de Brasil, animando a que “evitemos que el miedo nos torne más vulnerables“, pues “Dios nunca nos abandona y, en los momentos más difíciles, lo podemos sentirlo aún más cercano en su amor y su paz”.