En plena crisis por el coronavirus, el papa Francisco ha participado en el programa de la Sexta ‘Lo de Évole’ dedicado a la pandemia para mandar un mensaje de cercanía. El Pontífice ha contestado a la videollamada del periodista desde el Vaticano, desde donde sigue su vida normal a pesar de la cuarentana, sin recibir a grupos pero con las audiencias individuales. “Sigo trabajando normalmente”, señaló.
El programa, que iba a recibir al narcotraficante Marcial Dorado –recorriendo algunas historias carcelarias–, en la que iba a ser la precampaña de las elecciones gallegas, finalmente se ha convertido en un especial por el que han desfilado profesionales sanitarios, filósofos, personal de limpieza o afectados por la situación. El propio Pontífice recordó que las reflexiones del Via Crucis de este año están escritas por los reclusos de Padua. “Me toca mucho el problema de las cárceles, siempre hay que tener una ventana abierta”, acotó el Papa.
El Pontífice se ha querido mostrar cercano a todos aquellos ha perdido a sus seres queridos. No es cuestión de “decirles algo” sino de “hacerles sentir mi cercanía”. “Hoy en día, es más importante el lenguaje de los gestos que de las palabras”, señaló.
Aunque el pensamiento de Francisco está con los más vulnerables, con los que no tienen casa. Esta situación está sirviendo, opina el Papa, para que esté “saliendo a la luz un drama disimulado de nuestras sociedades que a veces son hipócritas, inconscientes que no son conscientes de este ‘submundo’ de humanidad”. Es la ocasión, reivindicó Bergoglio, para que “nos acerquemos a esta gente que tiene una esperanza muy chiquita porque no tiene dónde apoyarse, nos estamos dando cuenta de que existe esta gente…”.
Sobre el despido de trabajadores, reivindicó que “el sálvese quién pueda no es solución”, tampoco para las empresas. Francisco señaló que “más que despedir hay que acoger y hacer sentir que hay una sociedad solidaria”, recordando las “penurias que va a pasar el empleado o el operario que van a despedir”.
Entre las preocupaciones del Pontífice está la soledad. “Hemos olvidado la comunión, ahora tenemos tiempo para encontrarnos, para reencontrarnos”, añadió. Reclamó que “tenemos que rescatar la convivencia”. “Este pueda que sea uno de los logros que podamos obtener en esta tragedia, recuperar la convivencia humana, la cercanía”, sentenció.
Francisco invitó a abandonar mecanismos de defensa para “proyectar una calamidad en el anonimato” y ha reclamado que hay que rechazar todo “camino marcado por la violencia”. Sin entrar en valoraciones sobre la actuación política, ha alabado la tarea de sanitarios y trabajadores durante esta tragedia. Son los “santos de la puerta de al lado” por su testimonio y su “capacidad de dar la vida por los otros”, señaló. Pensando en cuantos trabajan en estos días, recordó, que son los que están “manteniendo el tejido social”.
Al preguntar el periodista si esta crisis del coronavirus es un “ajuste de cuentas de la naturaleza”, el Papa sentencia: “Dios perdona siempre, nosotros de vez en cuando y la naturaleza nunca”. “La naturaleza está pateando para que nos hagamos cargo de su cuidado”, remató.
En tono de humor, Évole le pregunta si hay algún cardenal confinado, a lo que el Papa le responde que no. Mientras, el periodista agrega: “Que confinen a alguno a lo mejor es una buena noticia para usted”. El Papa se ríe y le responde: “Sos un hombre malo”.
Francisco, más allá de las crisis de fe del pasado -siempre resultas “por la gracia de Dios”-, no se queda en el optimismo de “maquillaje” sino que tiene “esperanza en la humanidad, tengo esperanza en los pueblos que van a tomar de esta crisis enseñanzas para revisar sus vidas”. “Vamos a salir mejor, aunque muchos se quedan en el camino y esto es duro”, sentenció. Aunque sea sin misas, porque, como dice la madre de Évole que contaba con salir el domingo a la Iglesia, aunque no haya misa, “de algo servirá”.