Son poco más de un centenar, pero, pero no les arrugan las dificultades. Su pasión es la misión, la conocen fuera y la ven necesaria dentro, por lo que quieren aprovechar que este año conmemoran el centenario de su creación para ensanchar el campo de actuación del IEME, el Instituto Español de Misiones Extranjeras.
“Queremos ofrecer una mirada de acción de gracias a la historia de estos cien años, donde podamos recoger los frutos cosechados. Pero pretendemos algo más –señala su director general, Luis Ángel Plaza–. Por un lado, que sea un momento para aprender, porque sigue siendo muy válido aquel espíritu de compromiso fundacional, de hacer la misión juntos y de hacerla mejor. Pero también es momento para volver a recordar lo esencial, y es que somos sacerdotes diocesanos para la misión ad gentes”.
“Hoy sigue siendo esencial ese espíritu universal, no encerrarnos en nosotros mismos, sino salir de puertas afuera, como nos está diciendo el papa Francisco. Por ello, es un momento para la animación misionera, pero con una actitud de toda la Iglesia. Y nosotros, desde el IEME, queremos compartir ese espíritu siendo fieles a nuestro origen, pero también quedándonos aquí, en lo que algunos llaman la misión inter gentes, la que se desarrolla en los teóricamente países ya evangelizados”, añade el sacerdote.
El pontificado del Papa argentino está reforzando el carisma del IEME, que surgió como respuesta a la petición lanzada por Benedicto XV (a la sombra de su carta apostólica Maximum Illud, primer documento moderno sobre las misiones, un 30 noviembre de 1919) al entonces obispo de Burgos, Juan Benlloch, en la que le instaba a promover la formación de futuros candidatos para la misión universal, lo que dio origen al Seminario de Misiones Extranjeras en aquella diócesis.
“Francisco, en el Mes Misionero Extraordinario que celebramos en octubre del año pasado, ha subrayado el sentido universal de la misión, y de que tiene que ser toda la Iglesia la que esté en salida. Para él, los trabajos pastorales no tienen que estar dirigidos hacia dentro, sino que han de tener como meta el salir también afuera. Por eso, la pastoral, pero también las estructuras de la Iglesia en España, tienen que estar en esa clave: ser misioneras para ir al encuentro de los hermanos, a las realidades ad gentes que tenemos en medio de nosotros, salir a buscar a esa gente que procede de otras culturas”.
Han sido casi 500 los sacerdotes que han estado vinculados a esta institución a lo largo del siglo de andadura. Hoy son alrededor de 120, 70 regresados a España, y otro medio centenar diseminado por una docena de naciones en todos los continentes.