Pese a la decisión del Gobierno de Italia de suspender todas las misas en el país, acatada y apoyada desde el primer momento por la Conferencia Episcopal Italiana como un modo efectivo de luchar contra el coronavirus, parece ser que no todos los presbíteros lo entienden así. Y se rebelan…
Es el caso del párroco de la iglesia franciscana de Sant’Anastasia, en Nápoles, donde los carabinieri han informado de que han entrado en el templo y han sorprendido al sacerdote celebrando la misa a puerta cerrada y con hasta nueve fieles.
Las fuerzas policiales han recalcado que todos los presentes en la eucaristía, empezando por el sacerdote, han sido identificados y denunciados por incumplimiento de las normas de confinamiento.
Otros sacerdotes de Nápoles no renuncian a la celebración de la eucaristía en público, pero sin comprometer la salud de los fieles. Como relata el diario local Fanpage, “don Lorenzo Fedele, párroco de la iglesia de Santa Maria della Salute, sube todos los días al techo de la iglesia, donde ha erigido un altar con un crucifijo y una imagen sagrada, para decir misa”.