En declaraciones a la televisión pública austriaca que recoge The Tablet, el cardenal de Viena, Christoph Schönborn, ha asegurado que la crisis global ocasionada por el coronavirus, “ciertamente, cambiará la faz de la tierra”.
A su juicio, esta pandemia, presente en los cinco continentes y con unos efectos letales a nivel humano y también económico, “pone en tela de juicio la globalización y dará lugar a una gran reflexión sobre nuestro estilo de vida personal y social actual. Tendremos que volvernos más regionales, aunque sin adoptar una política de muro, ya que la solidaridad internacional es crucial”.
“¿Es realmente necesario –se cuestiona– volar a Londres para una juerga de compras de fin de semana? ¿O para pasar la Navidad en las Maldivas o en las Seychelles? ¿Los cruceros de lujo con hasta 4.000 personas a bordo son realmente un estilo de vida a seguir? El cielo sobre Viena no ha estado en mucho tiempo tan despejado como lo está hoy”.
A nivel eclesial, el purpurado ha manifestado su total apoyo a la suspensión de las misas, posponiendo el Episcopado todos los matrimonios, bautizos y otras celebraciones sacramentales a excepción de los entierros, a los que solo pueden acudir cinco personas y en ceremonias al aire libre.
Igualmente, apoya la “disciplina” a la que llama el Gobierno. Aunque sea “doloroso”… De hecho, estos días, ni sus hermanos ni él han podido celebrar el centenario de su madre, interna en una residencia de ancianos en el otro extremo del país.