La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a través de la Comisión de Pastoral Litúrgica, convocó a todos los sacerdotes del país y a todos los fieles laicos a participar de una Jornada Nacional Penitencial, el próximo 3 de abril, último viernes del tiempo de cuaresma, llamado también ‘Viernes de dolores’.
La CEM pide a los católicos dos acciones concretas en esta Jornada Penitencial: ayunar, según las disposiciones establecidas, y participar por medio de las plataformas digitales en una Hora Santa Penitencial en la que, como nación, se realizará un acto de contrición.
Para la organización, la Comisión de Pastoral Litúrgica, que dirige el obispo de Culiacán, Jonás Guerrero Corona, ha preparado un documento-guía dirigido a las 98 diócesis del país, con varias recomendaciones litúrgicas, principalmente para la celebración de la Hora Santa Penitencial.
Sin embargo, también hace algunas sugerencias para que los fieles pueden participar de manera más profunda en esta convocatoria, como viviendo la penitencia en sus propias vidas, perseverando en las dificultades encontradas en el trabajo y en la convivencia humana; siendo pacientes en el sufrimiento de las pruebas diarias o uniendo los propios dolores a los de Cristo. A los sacerdotes y consagrados, los invita a vivir particularmente la abnegación y anonadamiento.
Además, la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica exhorta al Pueblo de Dios a practicar las Obras de Misericordia, tanto corporales como espirituales, y a profundizar en los siete Dolores de la Virgen María.
“Les invitamos a orar, presentándonos delante del Señor y suplicándole su auxilio a Él, nuestro intercesor ante el Padre en esta grave contingencia que todos sufrimos, con actitud de humildad y confianza, pidiéndole por el perdón de nuestros pecados, para que nos obtenga la salud espiritual y corporal que todos los pueblos necesitamos”, señaló la CEM a través de un comunicado.
Por otra parte, el presidente de los obispos, Rogelio Cabrera López, dijo compartir con todo el Pueblo de Dios “el dolor de no poder celebrar juntos la Eucaristía, la preocupación de los catequistas por la continuidad del acompañamiento a los niños y niñas, la desilusión de tantos grupos misioneros que estaban ya preparados para Semana Santa… Todos: fieles, miembros de la vida consagrada, sacerdotes y obispos, estamos con un sentimiento de cierta impotencia, así se sentiría san Pablo de escribir desde la cárcel”, dijo.
En conferencia de prensa, aseguró que, “como pastores de una Iglesia misionera y en salida, nos llena de esperanza ver tantos agentes de la pastoral de la Iglesia redoblar esfuerzos y buscar la manera de estar cercanos al santo pueblo de Dios: sacerdotes confesando en los patios a sana distancia, exponiendo el Santísimo en espacios abiertos o llevándolo por las calles, permitiendo la adoración… a los sacerdotes les agradezco su entrega y los exhorto a hacer todo lo posible por estar cerca de sus feligreses sin comprometer la salud”.