Los obispos de Colombia reciben “como una esperanza de alivio para el pueblo colombiano“, el anuncio realizado por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), al declarar un cese unilateral de sus ataques, entre el 1º y el 30 de abril, “como gesto humanitario” ante “la devastación del coronavirus”. A la fecha, el país reporta 798 casos confirmados y 14 muertes.
“En esta hora de prueba de grandes sufrimientos para los colombianos”, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) reitera su llamado “a todas las organizaciones armadas ilegales (para) que cesen todos los atentados, actos de violencia, secuestros, amenazas y extorsiones, y aun toda violencia verbal“.
“La situación actual nos está pidiendo ver con sensatez y determinación los cambios radicales que debemos hacer para favorecer el bien común”, afirman los obispos a través de un comunicado en el que se unen al llamado urgente que ha hecho el papa Francisco y el apelo del Secretario General de las Naciones Unidas a “detener la dinámica de la violencia, para favorecer la ayuda humanitaria y la atención a quienes se encuentran en más graves condiciones de vulnerabilidad”.
Para la Iglesia es claro que la pandemia del Covid-19 “nos está exigiendo que nos empeñemos en la superación de las dificultades con la responsabilidad, el diálogo y la unidad de la nación“. Incluso, afirma que el cese de violencia también involucra a las familias, “pues ellas son el primer espacio donde se cultiva la paz de la sociedad”.
De este modo, la presidencia de la CEC, en cabeza del arzobispo de Villavicencio, Óscar Urbina Ortega, anima al gobierno nacional “en su propósito de seguir creando espacios y escenarios de diálogo que susciten confianza para continuar el proceso de reconciliación, de unidad y de paz en el país, con el apoyo y el compromiso de toda la ciudadanía”.