Pese a que el coronavirus es una epidemia global que tiene a todo el mundo en vela y que se está cebando de un modo especialmente cruel con España, aún quedan resquicios para la solidaridad, también más allá de nuestras fronteras.
Es el caso de Bárbara Bravo Martín, quien se define como “madrileña de nacimiento y tanzana de corazón”. Y es que está realizando un voluntariado en Same (Tanzania) con la ONG española África Directo.
Luchadoras natas
“Gracias a ellos –comenta–, a día de hoy, estoy con las Hermanas Menores de San Francisco de Asís. Son unas luchadoras natas y cada día se ganan más mi completa admiración por el trabajo que realizan de sol a sombra. Y todo con un único objetivo: ayudar a los demás y, en este caso, a los más vulnerables… A los niños con discapacidades físicas y mentales”.
En su hogar, el Mama Kevina Hope Center, la misión consiste “en dotar a estos niños de autonomía para que, el día de mañana, puedan realizar una vida normal y corriente, sin barreras o límites. Y todo de un modo gratuito”.
Descubriendo una vocación
“Desde que llegué –prosigue Bárbara–, me surgieron dudas sobre qué podría aportar yo a estos niños, ya que, por profesión, no soy médico, fisio o enfermera. Soy del área de la comunicación, así que lo veía difícil. Pero aquí he visto que cada uno somos únicos y tenemos características diferentes que nos permiten ayudar de diferentes maneras”.
Fue así como “descubrí que mi amor por los niños es más grande de lo que creía. Con sus sonrisas te llenan y te das cuenta de que son almas puras que hacen más por ti que tú por ellos. Me dedico a estar con ellos, a jugar, a enseñarles inglés (y yo con ellos aprendo el suhajili), a darles apoyo en la rehabilitación junto con el fisio del centro… Ellos son mi motor aquí”.
Ayuda desde casa
Desde Tanzania, Bárbara concluye animando a que muchos españoles no se olviden de la solidaridad, ni siquiera en tiempo de coronavirus… De hecho, a través de la página web del Mama Kevina Hope Center, cualquiera puede ayudar a los niños que a ella le fascinan. Y sin salir de casa.