“Desafortunadamente nos encontramos ante una pandemia y el contagio se está extendiendo como una mancha de aceite”. Así ha hablado el cardenal secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, en una entrevista con Andrea Tornielli para Vatican News en la que ha destacado la necesidad de “comprometerse” los unos con los otros ante la crisis del Covid-19. “A pesar del miedo, es el momento de no cerrarse en nosotros mismos”, ha dicho el purpurado.
Y es que la crisis del coronavirus ha acercado a los países desarrollados una serie de “problemas y dramas que considerábamos lejanos a nuestras vidas”, pero que “han llamado a nuestra puerta”. Para Parolin, esto es “una oportunidad para sentirse más unidos y para hacer crecer el espíritu de solidaridad y de compartir entre todos los países, entre todos los pueblos, entre todos los hombres y mujeres de nuestro mundo”. De hecho, para el cardenal, “después de esta emergencia nacerán dificultades y cambios profundos” en la que será necesario que los gobiernos respondan a los valores de “la libertad y la justicia”, al bien común.
“Estamos viviendo un drama destinado a tener consecuencias importantes para nuestras vidas”, ha añadido Parolin, ya que ha provocado que “nos enfrentamos a nuestra fragilidad y a nuestra vulnerabilidad”. “Nos damos cuenta de que no somos creadores, sino somos pobres criaturas”, ha subrayado. Y es que “solo hace falta un enemigo misterioso e invisible, para hacernos sufrir, para hacernos enfermar gravemente, para hacernos morir”, lo cual hace que “nos encontremos” como seres “pequeños, inseguros, indefensos, necesitados de ayuda”.
Por otra parte, Parolin ha explicado en la entrevista que Francisco “está buscando todas las formas posibles de estar cerca de la gente, en todo el mundo”, ya que, para el Papa, “el contacto con las personas ha sido siempre fundamental”. De hecho, “la transmisión diaria en vivo de la Santa Misa en Santa Marta” es un signo concreto de esto, así como “la constante oración por las víctimas, sus familias, el personal sanitario, los voluntarios, los sacerdotes y los trabajadores”.
“La mirada de fe, en estos tiempos difíciles, nos ayuda a abandonarnos cada vez más a Dios, a llamar a su puerta con nuestra incesante oración para que acorte este tiempo de prueba”, asevera. “Nos ayuda a ver el mucho bien que nos rodea y que es testimoniado por muchas personas”. Para el cardenal, las muestras de creatividad llevadas a cabo por las diócesis y parroquias son “reconfortantes”, y considera que “es bueno ver cómo la Iglesia, que vive inmersa en la realidad de su pueblo, busca y encuentra mil maneras, utilizando todos los medios posibles, para que la gente no esté sola, pueda rezar, pueda recibir una palabra de consuelo”.
Además, Parolín ha concretado que la Santa Sede, a través de sus Dicasterios, se ha comprometido a ayudar a las iglesias a paliar las consecuencias de esta pandemia, especialmente en las poblaciones particularmente afectadas por la propagación del coronavirus, independientemente de su pertenencia religiosa o nacional. “Desde que comenzó la emergencia sanitaria a nivel mundial, el propio Santo Padre quiso expresar su cercanía y solidaridad con la población china, enviando una donación a la organización caritativa Jinde Charities y a la Diócesis de Hong Kong, y sucesivamente también a Irán, Italia y España”, ha explicado.