Como es habitual, la comunidad de Sant’Egidio convive con el drama de los que viven en la calle. La pandemia del coronavirus muestra a diario, tanto la crudeza del desamparo y la soledad de los sin techo, como también la extraordinaria vocación de quienes optaron por el servicio desinteresado hacia las personas de vulnerabilidad. Dialogamos con la arquitecta, Andrea Poretti, responsable de la Comunidad de Sant’Egidio de la ciudad de Buenos Aires, que nos planteó la modalidad de atención en estas circunstancias.
PREGUNTA.- En estos días de pandemia ¿con qué panorama se encontraron en la calle?
RESPUESTA.- En este tiempo hemos encontrado, por un lado una ciudad irreconocible, sus calles casi desiertas, en algunas zonas verdaderamente la apariencia de una ciudad fantasma. Una imagen que se asemeja a la descrita en el poema de las Lamentaciones atribuido al profeta Jeremías:“¡Qué solitaria se encuentra la otrora Ciudad populosa!” (Lam 1, 1).
Pero esta Ciudad, a veces tan populosa, hoy tan solitaria, esconde entre sus pliegues a cientos de sus hijos que viven por sus calles. Hombres y mujeres que ya de por sí eran “invisibles” en el caos cotidiano, hoy se encuentran como escondidos, o quizás no tanto, diseminados por todas partes. Siguiendo el poema de las Lamentaciones: “Su pueblo entero gime y anda en busca de pan” (Lam 1, 11).
Y ellos, muchas veces en la categoría de descartados porque no pueden ni han podido mantenerse en un sistema que solo premia la productividad, que andan en busca de pan, hoy sufren la marginación de las marginaciones y hasta a veces la incomprensión de las incomprensiones. Porque se niegan a ir a un parador donde temen mayores contagios, porque llevan sus casas a cuestas, porque quieren estar con sus mascotas, porque el encierro asfixia a quien por mucho tiempo vivió a la intemperie.
Encontramos también potenciadas tantas falencias, y en algunos los problemas de salud mental. Nos preocupa porque van por la calle con gran angustia personas que de por sí ya sufren depresión.
Encontramos entonces una desolación grande y una necesidad aún mayor. La desolación de la ciudad otrora populosa; la necesidad de alimentarse, de repararse en la intemperie, de asearse, de respetar la cuarentena en sus condiciones. En definitiva, entre la gente en situación de calle, encontramos la necesidad de estar bien.
P.- Después de 10 días de cuarentena ¿cómo vienen trabajando desde Sant’Egidio? ¿Qué nuevas medidas de prevención implementaron?
R.- Durante la primera semana salimos un poco a tientas, tratando de entender cómo era la situación de la gente por la calle. Repartimos en esos días más de 700 viandas, y nos dimos cuenta de la gran necesidad que había. Ya en la segunda semana pudimos organizar la distribución de alimentos y elementos de higiene por zonas, saliendo por la tarde, la primera parte a buscar los insumos de gente solidaria que cocina, poco o mucho no es lo importante, pero sí poniendo todo en común. Y mientras tanto repartiendo a los que también nos esperan con los brazos extendidos apenas se dan cuenta que nos detenemos a ofrecerles algo para comer o beber. Y enseguida se nos viene a la mente los versículos de Mateo 25: “Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber…”.
Como medidas de prevención lógicamente tratamos de mantener la distancia indicada, guantes y barbijo en el caso de encontrar a una persona con síntomas de la enfermedad, limpieza continua de manos. La comida se reparte en viandas o galletitas cerradas, con jugo o agua y servilletas.
P.- ¿Qué dificultades encuentran con la gente en situación de calle para la realización de su servicio?
R.- Son varias las dificultades, especialmente porque la gente en situación de calle está muy dispersa y se nos hace engorroso llegar a varios de ellos en un solo día. Pero ellos viven la dificultad de conseguir el alimento como sustento básico y artículos para la higiene personal. Algunos que hacían changas mínimas se han quedado sin nada. La vida de quien ha quedado por la calle es siempre difícil, pero aún más en las actuales circunstancias. Con el tiempo más frío que está comenzando, encontramos la dificultad de no poder repartir abrigos porque sería muy engorroso y poco higiénico sumar los dos servicios… retumba de nuevo Mateo 25: “estaba desnudo y me vestiste”. Quizás una campaña de frazadas sí se podría impulsar.
P.- ¿Qué necesidades tienen previendo que quedan dos semanas más de cuarentena?
R.- Las necesidades son varias, tales como poder conseguir los alimentos, los artículos de higiene, voluntarios que repartan en lo posible con vehículos. Pero es necesario que cada voluntario pueda tramitar su permiso de circulación.
P.- ¿En qué puede colaborar la comunidad?
R.- La comunidad puede colaborar con la elaboración de los alimentos, consiguiendo los artículos de higiene personal y limpieza dado que algunos necesitan para desinfectar los lugares donde pernoctan. Quien no pueda conseguir estos insumos puede hacer una colaboración económica por transferencia a la siguiente cuenta bancaria a nombre de la Comunidad de SanT’Egidio:
Banco Patagonia
Cuenta Corriente en Pesos 010-100582117000
CBU 0340010400100582117009
CUIT 30-66210212-8
Para más informaciones: e-mail: sanegidiobue@gmail.com – Celulares: 15 4079 2329 (Andrea) 15 5410 2577 (Marco)