La escasez de material sanitario con el que hacer frente y, a la vez, protegerse del coronavirus es uno de los grandes misterios que trae consigo también esta pandemia, con la paradoja de que un problema global no encuentra una respuesta global. España –pero tampoco Estados Unidos– no se libra de esta penosa carestía. Frente a ellos, surge la solidaridad, como la de la Diócesis de Albacete, que ha comprado –y pagado ya, aspecto este fundamental para hacerse con el material– cuatro respiradores para el Hospital General Universitario de Albacete.
“Aquí, la situación causada por el COVID-19 es alarmante, según reconocen los propios sanitarios, con un impacto muy fuerte, tanto por el número de fallecidos como por el del personal contagiado, lo que está haciendo que los profesionales tengan que doblar turnos e incluso trabajar voluntariamente fuera ya de su horario”, explica Julián Ros, vicario general la diócesis castellano manchega.
Ante este preocupante panorama, desde el Obispado se pusieron en contacto con la responsable de compras del centro sanitario para ver en qué podían ser útiles y, sin dudarlo ni un instante, les dijeron lo que necesitan imperiosamente: respiradores.
Solo 17 para toda la región
“La urgencia son los respiradores”, añade Ros. Cuentan con 17 para toda la región, lo que ha creado una situación también de intranquilidad pues los 150 que había pedido la Consejería de Sanidad no han llegado, al parecer por problemas burocráticos. “Nosotros ya hemos pagado y reservado nuestros cuatro respiradores, que estarán a disposición del hospital, como muy tarde, el 20 de abril, según nos han asegurado desde la empresa navarra que los importa”, apunta el vicario general.
En total, y gracias a la implicación de las 18 parroquias de Albacete, el coste de los cuatro respiradores ha sido de 150.234 euros, que ya se han desembolsado, un factor este, reconoce el sacerdote, que tal y como está el mercado, “agiliza mucho más que si el encargo se hace a través de cauces administrativos públicos”. “La demanda se la lleva quien la paga al contado”, afirma.
La Casa de Ejercicios, a disposición de los sanitarios
En un momento en que, a causa del triaje, hay personas que por su delicada situación no podrán acceder a material médico tan vital y escaso, Julián Ros espera que estos cuatro respiradores “sirvan para salvar al menos cuatro vidas y les eviten a los médicos cuatro decisiones moralmente tremendas. Por eso, todo lo que podamos hacer es poco”.
Pero es que también habían hecho ya algo más: al día siguiente de decretarse el estado de alarma, la Diócesis ofreció la Casa de Ejercicio Espirituales. Con 40 habitaciones con baño, han entregado ya sus llaves a las autoridades y hoy sirve de almacén para material sanitario, dada su cercanía con el Hospital Perpetuo Socorro.