Reportajes

Sabrine, un bebé milagro y con techo en la Iglesia en pleno estado de alarma por coronavirus





Sabrine nació el pasado domingo, 29 de marzo, en plena pandemia por el coronavirus en el Hospital Universitario de Burgos. Pesó cuatro kilos y tiene una salud estupenda. Pero la historia no queda ahí. La madre de Sabrine, Karina, es de Marruecos, donde ha tenido que dejar a sus otros tres hijos para trabajar en la recogida de la fresa en Huelva.



Pero cuando llegó a los invernaderos, no había tal trabajo para alguien con un embarazo tan avanzado. Acabó en Burgos, después de que alguien la volviese a dejar a merced de su suerte. Allí, en las oficinas de Cáritas, le pilló el obligatorio confinamiento.

En otras circunstancias, a estas alturas de gestación, Karina habría pasado a formar parte del programa Ain Karen de ayuda a mujeres durante el embarazo y madres en dificultad, ya que el albergue municipal que gestiona Cáritas diocesana para las personas sin hogar no es “un espacio adecuado para una persona en esas condiciones, porque se requieren unos cuidados y un espacio oportuno”, relata a Vida Nueva Fernando García Cadiñanos, vicario general y delegado de Cáritas de Burgos.

“Pero el programa Ain Karen estaba a tope e iniciamos los procesos para derivarla a otro programa adecuado en Burgos u otras ciudades de Castilla y León”, señala. Hasta que la pandemia redujo los movimientos al mínimo.

Las teatinas toman los mandos

Entonces, la alerta hizo que Cáritas se ocupase y pusiese a disposición de la sociedad 55 habitaciones del seminario menor, en el centro de la ciudad, en la que la madre de Sabrine recibió las primeras atenciones, ya que desde que había llegado a España, no había sido vista por ningún médico.

Mientras llegaba el alumbramiento, desde Cáritas siguieron buscando un espacio más idóneo y encontraron la buena disposición de las religiosas teatinas, que en Burgos se encargan de una guardería y tienen una residencia universitaria que han tenido que cerrar debido a que los estudiantes han regresado a sus casas.

Las teatinas también han reorientado su misión, ayudando con la entrega de alimentos entre las familias de su servicio de guardería que sufren más dificultades, y ahora han dispuesto la habitación de invitados de la comunidad para que Sabrine pase sus primeras semanas de vida, antes de incorporarse al proyecto para madres.

A la comunidad llegó el 31 de marzo, hablando árabe y un poco de inglés, por lo que la comunicación con las teatinas es a base de cariño y buena voluntad. “Las religiosas, desde el primer momento, han estado encantadas de recibirlas y la están ayudando a recibir los servicios del pediatra”, apunta García Cadiñanos.

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