Con motivo del año de san Ireneo 2020, Verónica Berzosa, superiora de Iesu Communio, ha participado con una conferencia en los actos que se han organizado en la diócesis francesa de Lyon de la que Irineo fue obispo. La relación ha sido grabada y retransmitida desde la catedral debido a la pandemia del coronavirus y la presencia de Iesu Communio se debe a que este Padre de la Iglesia es patrono de la congregación.
La religiosa ha relatado como en el monasterio de La Aguilera (Burgos) precisamente se lee una frase de san Irineo en el cementerio de las hermanas junto a la nueva Iglesia: “La gloria de Dios es el hombre viviente, la vida del hombre es ver a Dios”. “La meta de nuestra fe no es solo el cielo, sino el cielo en la tierra, su reino entre nosotros”, ha destacado para subrayar que “la vida se comprende desde la meta, desde lo que estamos llamados a ser”. “Y nuestro destino tiene un solo nombre: Jesús”, recalcó.
En esta clave de plenitud, “el drama del hombre no es la muerte, sino su libertad”, prosiguió. Por ello ha señalado que ver a Dios es una “nostalgia” continua en la gente hacia el encuentro con el Resucitado. Además, ha relacionado el martirio con la maternidad de la Iglesia.
Berzosa ha relatado su vocación y su encuentro con los escritos del santo de Lyon ya en el monasterio. Su experiencia con el “dolor de la humanidad” hizo descubrir “la gran misericordia de Dios” y volver a la Iglesia tras la rebeldía adolescente, por eso eligió en el noviciado el nombre de Verónica –su nombre de bautismo es María José–, por el personaje bíblico y el encuentro con una prostituta francesa que se cruzó en su camino.
La religiosa se mostró “fascinada por la antropología” del Padre de la Iglesia porque “aborda directamente el misterio divino del hombre del barro; la belleza y la armonía de la verdad sobre Dios, el hombre y la creación”, destacó definiéndolo de una “revolución cristiana para mí”. “Me hizo repensar la fe, la manera de vivir y ver el cristiano”, explicó.
Este trasfondo teológico es que la ha experimentado la propia comunidad cuando se iba “disponiendo a acoger un carisma naciente”, explicó. De hecho, el florecimiento vocacional del monasterio, Berzosa lo ha explicado desde las propias enseñanzas de san Irineo. Por ello, tras la fundación de Iesu Communio solicitaron su patrocinio gracias también a los teólogos –como Juan José Ayán o Eugenio Romero Pose– que han descubierto a las religiosas “los tiempos dela Iglesia naciente”.