Son muchos los sentimientos encontrados para los devotos del Santo Ecce Homo (He aquí el hombre) en Colombia, que cada Lunes Santo, desde hace más de 450 años, asistían a las celebraciones en el templo La Inmaculada Concepción en Valledupar, departamento del Cesar.
Atrás quedó el recuerdo de los miles de feligreses que desde la 1 de la madrugada empezaban a peregrinar para dar gracias al patrono del pueblo vallenato, de homónimo nombre al ritmo musical autóctono con acordeón del pueblo de la costa caribe colombiana.
En contraste con la Misa Mayor de antaño, la pandemia del coronavirus confinó a todo el mundo, incluyendo al obispo Oscar José Vélez. De allí que “este año nadie visita a su patrono, él irá a cada casa, a cada hogar a cumplir sus milagros. El reencuentro en la Plaza Alfonso López se cambia por el recibimiento del Santo Ecce Homo por cada familia vallenata”, ha dicho Doriam Rocha, párroco de la Inmaculada Concepción.
Dios no se equivoca
El presbítero Enrique Iceda estuvo a cargo de la tradicional Misa Mayor, siempre celebrada por el obispo, pero que, ante la situación excepcional por las medidas preventivas, se ofició vía streaming.
“Frente a este acontecimiento que estamos viviendo, les cuento una anécdota, este año cumplo 30 años de ser sacerdote, y es la primera vez que presido la Misa Mayor del Ecce Homo. Fui párroco de esta iglesia durante 9 años, esta fiesta es importante tanto para la diócesis y para el pueblo vallenato y toda Colombia, los obispos sagradamente han presidido esta eucaristía”, ha expresado durante la homilía.
El padre Enrique aprovechó el momento para asegurar “Dios no se equivoca” y “no es una muletilla ni una frase de cajón”, porque “él sabe perfectamente porque permite ciertos acontecimientos en nuestra vida”, por lo cual pidió no ver esta circunstancia como un castigo divino, sino como una oportunidad para encontrarnos nosotros mismos y cuidar de los demás.
El Milagroso de Valledupar
La tradición de Santo Milagroso de Valledupar, conocido como Santo Ecce Homo, remonta a 1553, fecha desde la cual es venerado por cientos de personas de la ciudad y de otras regiones apartadas, que llegan cada Lunes Santo a pagar por los favores recibidos.
Según cuentan los historiadores un hombre negro, de oficio ebanista, llegó procedente de otras tierras para elaborar una imagen para la Iglesia que por aquel entonces no tenía una imagen representativa. Lo cierto es que el ebanista solicitó un cuarto y provisión de agua y pan por un par de días para trabajar la obra.
Pasaron los días, el hombre no dio señales de vida, la gente del pueblo preocupada fue hasta la iglesia, pero la puerta estaba cerrada. Después de llamar varias veces sin recibir respuesta, decidieron romper la puerta y para su sorpresa solo encontraron la imagen que se conoce actualmente como Ecce Homo.
El Santo que suda
Según la creencia popular el Santo suda y este sudor lo secan los devotos con sus paños, que posteriormente usan para curar a los enfermos. Inclusive hay quienes aseguran que la imagen se molesta al punto de que pesa tanto que ni una veintena de hombres puede sacarla a procesión.
La devoción es tal que el propio presidente de la República, Iván Duque, estuvo presente en la Misa Mayor del año pasado. Se arrodilló un buen rato sobre el altar, permaneció unos minutos en silencio de oración para finalizar persignándose.
Foto: Diócesis de Valledupar