El cardenal Pell, absuelto de su condena por abusos. Los 7 jueces del Tribunal Superior de Australia consideran por unanimidad que los miembros del jurado que lo condenaron “deberían haber albergado dudas” sobre su culpabilidad. Tras 404 días en prisión, el purpurado asegura que no quiere que su absolución añadiera más “dolor y amargura”. Pero, ¿cómo ha sido el proceso de tres años y medio que ha tenido que afrontar el más alto miembro de la jerarquía católica hasta el momento?
El cardenal, entonces prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede, es decir, de las finanzas vaticanas, fue acusado el 28 de junio por la Policía del Estado australiano de Victoria de delitos de abuso sexual.
“Repito que soy inocente de todos estos cargos. Son falsos. La sola idea de los abusos sexuales me resulta abominable”, exponía el cardenal al día siguiente de ser acusado en una rueda de prensa en el Vaticano. “Soy contundente y claro en mi rechazo a estas acusaciones”, enfatizó.
Por su parte, la Santa Sede publicó un comunicado en el que admitió haber recibido con “desagrado” la imputación de Pell, que confirma la decisión de Francisco de concederle “un período de excedencia para poderse defender”.
El prefecto acudió ante la Corte de la ciudad australiana de Melbourne el 26 de julio para participar en un acto puramente administrativo en el que no tuvo que declarar. El abogado de Pell, Robert Richter, tomó la palabra para explicar al tribunal que su cliente se declara no culpable de todos los cargos que se le imputan y ha defendido con vehemencia su inocencia. “Debo indicar que el cardenal Pell se declara no culpable de todos los cargos y mantendrá el derecho a la presunción de inocencia que tiene”, dijo literalmente Richter.
El cardenal compareció el 6 de marzo en el Tribunal de Magistrados para una audiencia que decidiría si sería juzgado por abuso sexual cuando era obispo en Melbourne. En la audiencia, el abogado del purpurado denunció que la policía del Estado de Victoria investiga las denuncias sin la correspondiente presunción de inocencia, sino presuponiendo su culpabilidad. La audiencia concluyó el 30 de marzo.
La jueza del tribunal de Melbourne, Belinda Wallington, asegura contar con los suficientes indicios para enjuiciar al máximo responsable de las finanzas de la Santa Sede, después de entrevistarse con varias decenas de denunciantes. De esta manera, el prefecto de la Secretaría de Economía del Vaticano tendrá que responder antes las acusaciones de abusos lanzadas por varias víctimas, hechos que se habrían cometido entre las décadas de los 60 y los 90, primero como sacerdote y, posteriormente, como arzobispo de Melbourne. El número de casos y los detalles de los mismos se desconocen hasta el momento en tanto que el caso se encuentra bajo secreto de sumario.
De C-9 a C-6. El Consejo de Cardenales se reduce a seis miembros. El 12 de diciembre concluyó la 27ª reunión en la que no estuvieron presentes Laurent Monsengwo, primado de República Democrática del Congo; Javier Errázuriz, arzobispo emérito de Santiago de Chile; y George Pell, prefecto de la Secretaría de Economía. “Francisco escribió a final de octubre a los tres cardenales agradeciéndole el trabajo que han realizado en estos cinco años”, según informó el entonces portavoz de la Santa Sede, Greg Burke.
Al día siguiente, Pell era declarado culpable de cinco cargos por grave conducta sexual inapropiada con dos niños –uno de ellos con uso de la violencia–, en la Catedral de San Patricio de Melbourne. Los hechos se remontarían a la década de 1990. Es lo primero que sale a la luz tras un juicio en el que se ha respetado escrupulosamente el secreto de sumario.
La corte australiana de Melbourne declara culpable al cardenal de un delito de agresión y de otros cuatro cargos de abuso contra dos monaguillos que entonces tenían 12 y 13 años, por unos hechos ocurridos en la sacristía de la Catedral de San Patricio de Melbourne en los años 90. Según recoge el auto judicial del 26 de febrero, Pell habría violado a uno de ellos y abusado sexualmente en el prestigioso colegio católico St. Kevins en 1996, después de oficiar una misa como arzobispo de Melbourne.
El Vaticano y la Conferencia Episcopal de Australia muestran su “dolor” y “conmoción” tras la noticia de la condena al cardenal. “Estamos de acuerdo en que todos deben ser iguales ante la ley y respetamos el sistema legal australiano”, dijeron en una nota los prelados, que luego fue suscrita por la Santa Sede. Pell tiene prohibido el ejercicio público del ministerio y el contacto de cualquier forma con menores.
El que fuera prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede, pasó el 27 de febrero su primera noche en prisión. El purpurado fue trasladado a una prisión preventiva de Melbourne.
El cardenal ya no es el prefecto de la Secretaría de Economía del Vaticano. Así lo confirmó el entonces director interino de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, a través de Twitter. El pasado 24 de febrero, el prefecto concluía su mandato de 5 años al frente de las cuentas vaticanas. Por tanto, el papa Francisco no le renovó como ‘ministro’ de Economía.
George Pell es condenado a seis años de cárcel por cinco delitos de pederastia contra dos menores. Así lo dictaminó el Tribunal del Estado de Victoria el 13 de marzo, que precisó que Pell deberá cumplir tres años y ocho meses de la condena antes de pedir libertad condicional, lo que podría hacer a partir de octubre de 2022.
En la sesión de apelación, la Fiscalía australiana consideró que la condena es “indiscutible”. Los abogados del purpurado invocaron hasta trece razones para objetar el fallo en primera instancia, considerando los cinco cargos de agresión sexual contra dos niños en 1996 y 1997, cuando era arzobispo de Melbourne, como “extraños” e “imposibles”.
El Tribunal Supremo de Victoria ratificó la condena a seis años de cárcel por abusos sexuales a menores al cardenal. Así lo comunicó la presidenta del tribunal, Anne Ferguson, durante la lectura del fallo en el que dos de los tres jueces desestiman la apelación presentada por la defensa del purpurado.
La Santa Sede confía en la inocencia del cardenal. En un escueto comunicado, el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, señaló que “el cardenal siempre ha defendido su inocencia, y tiene derecho a apelar ante el Tribunal Superior”. Eso sí, el Vaticano “reitera su respeto por el sistema judicial australiano” y, por lo tanto, “reconoce la decisión del tribunal de desestimar la apelación”.
El que fuera “ministro” de Economía del Vaticano presentó un recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Australia, la máxima instancia judicial del país equiparable al Tribunal Supremo español, contra su condena a seis años de cárcel por abusos sexuales.
El Tribunal Supremo australiano acepta a trámite la apelación final del cardenal y fija para marzo la audiencia de apelación.
El Tribunal Supremo acabó el 13 de marzo de analizar el recurso de apelación del purpurado.
George Pell es, desde hoy, libre.