Entre las múltiples iniciativas que por estos días se encuentran al alcance de todos, para vivir esta inédita Semana Santa en medio de la pandemia del coronavirus, la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR) ha propuesto un subsidio para vivir el Triduo Pascual.
‘Todos en la misma barca‘, es el llamado de la Presidencia y el Secretariado General de la CLAR, al evocar la imagen que utilizó el papa Francisco en la histórica bendición Urbi et Orbi, el pasado 27 de marzo: “nos dimos cuenta que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados pero al mismo tiempo importantes y necesarios. Estamos todos llamados a remar juntos”.
A diferencia de otras Semanas Santas en las que la vida religiosa latinoamericana desarrolla su misión en territorios rurales, en las periferias de las ciudades, en parroquias, con las comunidades educativas, entre los pueblos indígenas y afro… en esta oportunidad “recorreremos el camino pascual en medio de incertidumbre, dolor, soledades, despedidas“, por la expansión del coronavirus en el continente.
“A algunos países hermanos los ha enlutado y colapsado”, reconoce la CLAR, aunque también destaca que “a otros, la experiencia lejana visualizada por los medios de comunicación, les ha aportado iniciativas y una toma de consciencia más inmediata para ‘atajar’ la realidad aveniente”. Con todo, “unos y otros, estamos hermanados y haciéndole frente a la tempestad, subidas/os en la misma barca y aferrados a la misma esperanza“.
En este sentido, la Presidencia y el Secretariado de la CLAR proponen “unir nuestras voces y corazones en una sola voz y corazón”, en esta Semana Santa, “que reúna a toda la vida religiosa de América Latina y el Caribe, para despertar al Maestro que ‘duerme sin dormir’“.
Para ello, ha sido diseñado un itinerario orante en torno a Jesús Maestro:
De este modo, en oración, la CLAR espera que al caminar con Jesús y “hacer memoria en torno a la mesa, la cruz, la espera y la vida abundante”, esta Semana Santa diferente y con este recurso para orar en comunión con el papa Francisco, en “el mismo barco”, las religiosas y los religiosos latinoamericanos permanezcan “con el corazón puesto en Dios y las manos extendidas hacia los hermanos, aunque no podamos abrazarlos”.