Ante el impacto de la pandemia, instan a expresar, de un modo nuevo y concreto, la caridad fraterna.
Los obispos de la Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes difundieron un mensaje de Pascua, para acompañar la situación actual de tantos migrantes que atraviesan este período por el avance de COVID-19 .
Señalaron que este es un tiempo de prueba muy grande, tanto para las familias, como para el mundo y la Patria. Por este motivo, lo perciben como “una providencial ocasión de madura cercanía espiritual, sobre todo orante, y una oportunidad de la imaginación para que la caridad fraterna se exprese de modos nuevos y concretos“.
La Comisión considera que esta pandemia impacta fuertemente en los sectores más vulnerables. La mayoría de las familias de los migrantes e itinerantes se ve afectada por las condiciones de vida. Los bajos niveles de integración están, ahora, siendo obstaculizados por las implicaciones de la pandemia.
Las condiciones sociales no son fáciles y se han profundizado: la falta de ingresos económicos estables, la falta de techo, la escasez de alimentos, y la inseguridad. Hacen, entonces, un llamado concreto: “Con fe convencida y profunda esperanza, multipliquemos nuestros gestos solidarios de cercanía y acompañamiento y reforcemos nuestra confiada oración”.
Iniciaron este comunicado, recordando las palabras que Francisco expresó el pasado 3 de marzo.«Las sombras que se nos han metido en casa desaparecerán; con heridas en el corazón, una humanidad unida volverá a levantarse»
Luego, mencionan otras frases de Francisco, relacionadas con la construcción de la fraternidad universal: “Cuando todo esto haya pasado, esta experiencia recordará a los hombres de una vez por todas que la humanidad es una única comunidad… Tendremos que ver una vez más las raíces: los abuelos, los ancianos. Construir una verdadera fraternidad entre nosotros. Hacer memoria de esta difícil experiencia vivida entre todos, todos juntos. Y salir adelante con la esperanza que no desilusiona nunca. Estas serán las palabras clave para volver a comenzar: raíces, memoria, hermandad y esperanza”.
Los responsables de la pastoral migratoria quisieron rescatar el trabajo de los trabajadores sanitarios y de la sociedad civil, de los investigadores, de los agentes pastorales y de los voluntarios que se esfuerzan para evitar la propagación del contagio y evitar mayores riesgos. Para todos ellos expresaron una palabra de valoración y agradecimiento.
Haciendo alusión a la Semana Santa, señalan que la Pasión, muerte y resurrección de Jesús ilumina la vida ante el sufrimiento y el llanto de “tantos hermanos nuestros”. Y siguieron: “Él muere con cada víctima del contagio, se cura con todos los que se han podido recuperar, resiste con todos los que están llenos de temor a contagiarse, sufre con las consecuencias que trae esta situación, especialmente, a nivel familiar y económico”. Por ello, alientan con las palabras de Mateo 14, 27: “¡Ánimo! ¡No tengan miedo!”
Finalmente, con convicción, proclaman que “El Señor ha resucitado y que, una vez más, Su vida en nuestra vida, ha ganado la partida“.