“Escuchamos que las mujeres dieron a los discípulos el anuncio de la Resurrección de Jesús. Hoy quisiera recordarles lo que hacen muchas mujeres, incluso en este momento de emergencia sanitaria, para cuidar a otros: doctoras, enfermeras, agentes de las fuerzas del orden y prisiones, empleadas de tiendas de artículos básicos… y muchas madres y hermanas que se encuentran encerradas en casa con toda la familia, con niños, ancianos y discapacitados. A veces corren el riesgo de ser sometidas a violencia. Oramos por ellas, que el Señor les dé fuerzas y que nuestras comunidades puedan apoyarlas junto con sus familias”. Con estas palabras se ha expresado hoy el papa Francisco al término del primer Regina Coeli de Pascua.
El Papa ha dirigido la oración mariana desde la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, del mismo modo que los últimos ángelus, debido a la crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus. En este Lunes de Pascua, día en el que “resuena el alegre anuncio de la resurrección de Cristo”, Francisco ha dedicado su plegaria a las mujeres. Ellas, quienes “dieron un admirable ejemplo de lealtad, dedicación y amor por Cristo en el tiempo de su vida pública, así como durante su pasión” al permanecer a los pies del sepulcro; “ahora son recompensados por él con este gesto de atención y predilección”.
“Primero las mujeres, luego los discípulos y, en particular, Pedro notan la realidad de la resurrección. Jesús les había anunciado repetidamente que, después de la pasión y la cruz, resucitaría, pero los discípulos no lo entendieron, porque aún no estaban listos. Su fe era dar un salto cualitativo, que solo el Espíritu Santo, el don del Resucitado, podía provocar”, ha explicado Jorge Mario Bergoglio durante su alocución.
La última palabra
Al comienzo del libro de los Hechos de los Apóstoles, Pedro declara: “A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos“. A partir de ese momento, “el anuncio de que Cristo ha resucitado se extiende por todas partes y llega a todos los rincones de la tierra, convirtiéndose en el mensaje de esperanza para todos”, ha indicado Bergoglio. Por ello, ha agregado: “La resurrección de Jesús nos dice que la última palabra no depende de la muerte, sino de la vida”.
Como ha señalado el Papa, “si Cristo ha resucitado, es posible mirar con confianza cada evento de nuestra existencia, incluso el más difícil y lleno de angustia e incertidumbre. Aquí está el mensaje de Pascua que estamos llamados a proclamar, con palabras y, sobre todo, con el testimonio de la vida. Esta certeza fortalece la fe de cada persona bautizada y, sobre todo, alienta a quienes enfrentan mayores sufrimientos y dificultades”.
Antes de marcharse, Francisco ha pedido la intercesión de la Virgen María, “testigo silenciosa de la muerte y resurrección de su hijo Jesús”: “Que nos ayude a creer firmemente en este misterio de salvación que, aceptado con fe, puede cambiar la vida”. Y ha instado a continuar “unidos en oración y compromiso para ayudarnos unos a otros como hermanos”.