El domingo de Pascua la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) y Cáritas Brasileña han lanzado la campaña “es tiempo de cuidar”, concebida como una acción solidaria de emergencia de la Iglesia de Brasil para hacer frente a la pandemia del coronavirus y su impacto entre los más pobres y vulnerables en el país.
La iniciativa responde al propósito “estimular la solidaridad por medio de gestos concretos, como la recolección de alimentos, productos de higiene y limpieza”, ha explicado la CNBB a través de su portal, detallando que “además de llevar ayuda material a las personas, la campaña también busca promover el cuidado en el campo religioso, humano y emocional”.
Para la Iglesia brasileña, este año la solidaridad es el rostro del Resucitado, porque “la Pascua es un tiempo de renovación por la fuerza de la alegría y por una nueva mirada sobre la vida, sobre nuestro mundo, sobre nuestra frágil humanidad, que se nutre de la esperanzada victoria de la vida sobre la muerte, porque Cristo resucitó”.
Con el telón de fondo de una Pascua solidaria, el arzobispo de Belo Horizonte y presidente de la CNBB, Walmor Oliveira de Azevedo, ha convocado a participar activamente en la campaña “es tiempo de cuidar”, a través de un video-mensaje publicado el lunes de Pascua, en el que destaca que “muchos están sufriendo, necesitando de nosotros; estamos llamados a recorrer los caminos de nuestro mundo, nuestras calles, para ir al encuentro de los pobres para ayudarlos“.
“Es hora de vivir la alegría del tiempo pascual en la experiencia de la solidaridad”, ha insistido el prelado brasileño, con una invitación explícita: “participe ahí, en su comunidad de fe, en su parroquia, de esta acción bonita de toda nuestra Iglesia, anunciando la alegría de la Pascua por medio de la solidaridad con los pobres, con los enfermos, con los vulnerables y con las familias que precisan de nuestro apoyo, de nuestra palabra”.
Verdaderamente “es tiempo de reconstruir, de abrir un camino nuevo“, ha exhortado Oliveira de Azevedo, con la certeza de que a través de esta nueva experiencia de solidaridad, “juntos vamos a dar las manos… para dar al mundo testimonio de aquello que, de hecho, es la razón y el sello de autenticidad de nuestra fe cristiana católica, abiertos a todos los segmentos de la sociedad y de todos todos aquellos que profesan la fe en Cristo y que se abren al amor de nuestro Dios”.
El llamado, entonces, va dirigido directamente al corazón de cada hombre y mujer, de cada comunidad, de cada parroquia brasileña: “¡sea solidario, participe!“, incluso desde lo poco que se tiene es posible ofrecer algo “a aquellos que tienen menos y viven en la penumbra”.