Vaticano

El Papa invita en la audiencia general a “sospechar” que “la paz de algunos corresponda a la guerra de otros”





“También en nuestro tiempo se combate una guerra ‘a trozos’ en varios escenarios y en diversos modos. Debemos al menos sospechar que en el cuadro de una globalización hecha sobre todo de intereses económicos, la paz de algunos corresponda a la guerra de otros”. En la audiencia general de este miércoles, celebrada en la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano debido a la pandemia del coronavirus, el Papa reflexionó sobre qué significa realmente la paz.



Francisco partió en su catequesis de la séptima bienaventuranza, que dice: “Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Tras celebrar que esta catequesis tuviera lugar después de la Pascua, recordó lo fácil que resulta malinterpretar el sentido del vocablo ‘paz’. “Debemos orientarnos entre dos ideas. La primera es la bíblica, en la que aparece la bellísima palabra ‘shalom’, que expresa abundancia y bienestar”.

Luego hay un término mucho más difundido, como es ‘paz’. “Se entiende como una suerte de tranquilidad interior. Esta es una idea moderna, psicológica y más subjetiva. Se piensa que la paz sea tranquilidad, armonía y equilibrio interno”, dijo el Pontífice, pidiendo no interpretar de forma “absoluta” esta segunda acepción. “En la vida la inquietud puede ser un importante momento de crecimiento, el propio Señor la siembra para que lo encontremos, mientras puede suceder que la tranquilidad interior corresponda a una conciencia domesticada y no a una verdadera redención espiritual”.

Artesanos de la paz

El concepto de paz de Jesús, subrayó Jorge Mario Bergoglio, es diverso al de la dimensión humana. “La paz que viene del Señor es la que ‘hace de dos pueblos uno solo’; es la paz que aniquila la enemistad y que reconcilia con la sangre de su cruz”. Destacó el Papa cómo “los que trabajan por la paz son llamados hijos de Dios porque actúan de forma activa y artesanal, colaborando en la obra de la creación”.

Estas personas “asumen el arte de la paz y la ejercen, sabiendo que no hay reconciliación sin donación de la propia vida y que la paz no es fruto de las propias capacidades, sino que es la manifestación de la gracia de Cristo, que nos ha hecho hijos de Dios”, comentó Francisco, recordando la importancia de llevar “la ternura, la alegría y la paz de Cristo Resucitado” en estos difíciles momentos que estamos viviendo a causa de la pandemia.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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