Poco antes de las siete de la tarde del 15 de abril de 2019, la catedral de Notre Dame comenzó a arder tras la misa vespertina. Ahora ha pasado ya un año de ese incendio que arrasó con el tremplo, al parecer a partir de un fallo eléctrico o una colilla al apagada en la zona de obras en torno a la aguja central ya que los informes provisionales no son del todo concluyentes. La crisis del coronavirus hace que las celebraciones para recordar lo sucedido y alentar la recaudación de fondos se hayan reducido a la mínima expresión.
A finales de año, el comandante Jean-Louis Georgelin –antiguo Jefe del Estado Mayor de Francia–, coordinador de los trabajos de restauración de Notre Dame de París, ratificó las previsiones de Emmanuel Macron y anunció la fecha de la finalización de los trabajos de la catedral. El 16 de abril de 2024, al cumplirse 5 años del incendio, se abriría la catedral a mediodía con un solemen ‘Te Deum’ de acción de gracias. Aunque, las medidas por el coronavirus han parado las obras estas semanas.
La pandemia hace que queden demasiado lejos las vigilias y adhesiones de la noche del incendio, al inicio de la Semana Santa de 2019, trasladando los oficios presididos por el arzobispo de París, Michel Aupetit, a otras iglesias. El prelado presidió una misa desde la catedral en obras el 16 de junio, coincidiendo con el aniversario de la dedicación del templo. “Esta propiedad religiosa, esta riqueza espiritual, no puede reducirse a una propiedad patrimonial. Esta catedral, obra común al servicio de todos, es sólo un reflejo de las piedras vivas que son todos los que entran en ella”, reivindicó entonces.
Y es que en Francia, las leyes de separación Iglesia-Estado reserva las catedrales a la administración pública aunque la Iglesia se encargue del culto. Tal vez por ello, desde el principio, la disposición del presidente francés y la de la alcaldesa de Paría, Anne Hidalgo, ha sido de colaboración total con los representantes eclesiásticos.
Aunque las incógnitas son muchas. Mientras desde la diócesis quieres establecer cuanto antes algún tipo de culto, aunque sea a los pies de la nave principal o incluso en alguna parte de la plaza; las propuestas que se barajan en la comisión de seguimiento llevarían la restauración más allá de las partes más afectadas por el incendio. El arzobispo volvió a hacerse presente este Viernes Santo en la catedral para una breve celebración de veneración de la corona de espinas de Jesús junto a la cruz dorada que se salvó en el presbiterio incendiado.
La financiación y mantenimiento también tropieza con la posibilidad de que se cobre a los turistas la entrada al templo, algo que hasta ahora no se estaba haciendo. Desde la catedral defienden que la entrada a Notre Dame siga siendo gratuita y su entrada por la puerta principal y no a través de soluciones intermedias para turistas.
En el aire está también el diseño final en torno a la aguja de Notre Dame. Un momento cumbre en la noche del incendio fue su desplome. Un añadido en su historia que está sobre la mesa de las diferentes propuestas para la restauración de un templo que es uno de los iconos de París.
Y sobrevolando siempre la cuestión por la financiación necesaria. La comisión presidida por Georgelin informó en diciembre que había unas 320.000 donaciones que ascienden a un total de 922 millones de euros, aunque no llegan a 200 millones los que realmente están en manos de los responsables del proyecto.