El Papa centró su homilía esta mañana en la capilla de Santa Marta en la palabra que es eje, tanto de su pontificado, como de sus encíclicas y exhortaciones: la alegría. “Estar llenos de la alegría es la experiencia más alta del consuelo. Es la gran fuerza que tenemos para transformar la vida”, expresó en su meditación cotidiana durante la eucaristía.
Francisco recordó que “Dios nos hace comprender que la alegría en plenitud es algo distinto a estar contento, ser positivo o tener algo de luz. Es ser alegre de forma desbordante”. Para ello, partió del Evangelio de día, que narra una aparición de Jesús. El Papa parafraseó a Lucas para detallar que “era tal la alegría que tenían los apóstoles que no acababan de creer”.
Pasaje favorito
“Este pasaje es uno de mis favoritos”, confesó Francisco, que ahondó en esa paradoja de “estar repletos de alegría, pero a la vez, paralizados por esa misma alegría”. A partir de ahí, echó mano de la carta de Pablo a los Gálatas para subrayar que “la alegría es el fruto del Espíritu Santo, no es consecuencia de emociones que explotan por algo maravilloso.
“Sin el Espíritu Santo no se puede tener esa alegría. Recibir la alegría del Espíritu santo es una gracias”, insistió. En esta línea Francisco recomendó la lectura de la encíclica Evangelii Nuntiandi de Pablo VI, especialmente “cuando habla de los católicos alegres, no de aquellos que hablan con el espíritu bajo”.
La fuerza del cristiano
“La alegría es uno de los deseos que Pablo también hace a sus amigos de Roma: Que el Dios de la esperanza los colme de alegría”, añadió. De la misma manera, el Papa echó mano del libro de Nehemías para su plegaria final: “Conserven la alegría, porque la alegría en el Señor es la fuerza. Le pedimos hoy que nos conceda este fruto”.
Al comienzo de la eucaristía, el Papa rezó por la labor de los farmacéuticos ante la pandemia de coronavirus. “En estos días me ha regañado porque no he agradecido a un grupo de personas que también trabajan…”, reconoció al tomar la palabra: “He dado las gracias a los médicos, a las enfermeras, pero me he olvidado de los farmacéuticos. También ellos están trabajando mucho para ayudar a los enfermos, para mejorarse de la enfermedad”.