Ante el pedido del Jefe del Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, la Iglesia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, encabezada por el Cardenal Mario Poli, dispuso de instalaciones, servicios y voluntarios para ayudar con la logística fijada por las autoridades para prevenir el contagio y el cuidado de los grupos de riesgo, ante la pandemia del COVID-19.
De este modo, la Arquidiócesis viene trabajando en forma conjunta con el gobierno local desde que comenzó el aislamiento. La iniciativa tiene como finalidad no sólo ocuparse de quienes lo necesitan, sino también cuidar a los más frágiles durante esta contingencia.
Para facilitar la vacunación antigripal, se pusieron a disposición 17 parroquias de las 4 vicarías zonales, para ayudar con la vacunación antigripal de personas mayores de 60 años sin cobertura médica integral. Se eligieron estos templos, después de realizar un mapeo de los barrios con mayor concentración de adultos mayores.
Las parroquias estarán abiertas para la vacunación de 9 a 15, y son ellas quienes se ocupan de la limpieza de las instalaciones y el acompañamiento de las personas. Por día, se están aplicando las vacunas a unas 170-200 personas.
Con el Ministerio de Desarrollo humano y hábitat se están condicionando algunos estructuras edilicias de la iglesia porteña para preparar centros de aislamiento voluntario. La idea es ir preparando parroquias y casas de retiro para albergar a abuelos solos, personas vulnerables al contagio o vecinos en cuarentena provisoria.
Para esta tarea están involucradas algunas parroquias de la ciudad que cuentan con el espacio adecuado, y muchas comunidades de las villas barriales están organizando la contención de estos grupos vulnerables.
El padre Pedro Bayá Casal, párroco de Nuestra Señora de la Esperanza, del barrio porteño de Puerto Madero, le expresó a sus catequistas: “Estamos ante un momento único. Depende de nosotros que la Iglesia sea la casa de todos -en especial de los más frágiles- o sea solo un museo donde todo está catalogado y no se puede cambiar. Somos los protagonistas de este tiempo”.
Los obispos auxiliares son la cara visible de la coordinación con el gobierno porteño para el trabajo conjunto. Ellos facilitan la comunicación, el acceso a los servicios y a los suministros, las cuestiones logísticas y la movilidad de los responsables, en el marco regulatorio dispuesto por el gobierno para evitar la propagación del virus.
Asimismo, desde la Arquidiócesis se informó que los hogares de Cáritas Buenos Aires están funcionando a pleno con todas las plazas ocupadas para hermanos en situación de calle. Ha sido necesario multiplicar los servicios ya que todos cumplen con el correspondiente aislamiento, sin salir durante el día.
También se está trabajando, en forma continua, con las comunidades parroquiales, con los voluntarios y miembros de Cáritas, para continuar con la tarea de los comedores, o entregando alimentos o viandas, según las necesidades.
Aseguran que sigue la disponibilidad de los capellanes de hospital y de sacerdotes voluntarios para acompañar, con la ayuda de los seminaristas, a los enfermos y atender espiritualmente a quienes lo requieran a través del Servicio Sacerdotal de Urgencia.
Los templos siguen abiertos como signo de una Iglesia que está “abierta y dispuesta” al servicio de sus hermanos. La gente se acerca a rezar para pedir a Dios el consuelo, el cuidado y la protección de todos.
Fotos: Blog La Esperanza de Puerto Madero