En días pasados, el gobierno de México publicó la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica, en la que establece los criterios bajo los cuales se decidirá en los hospitales a qué personas se les proporcionará, entre otras cosas, la ayuda de un ventilador artificial para superar los problemas respiratorios provocados por el coronavirus Covid-19.
Para ello, el gobierno propone un equipo de tres especialistas para decidir a quién se le deben dar los recursos de “medicina crítica”; es decir, no será la decisión de los doctores tratantes, sino de personas que, incluso, podrían estar a distancia, estudiando los expedientes a partir del principio llamado “la vida-por-completarse”, con el que se favorecería a los jóvenes por sobre las personas mayores.
Toda persona tiene el mismo valor
Tras reconocer que las condiciones de emergencia en las que se encuentran muchos países pueden llegar a obligar a los médicos a tomar decisiones dramáticas para racionar los recursos limitados, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), citando a la Academia Pontificia por la Vida, pidió tener presente que la decisión no se puede basar en una diferencia en el valor de la vida humana y la dignidad de cada persona, que siempre son iguales y valiosísimas.
“La decisión –explica– se refiere más bien a la utilización de los tratamientos de la mejor manera posible en función de las necesidades del paciente, es decir, de la gravedad de su enfermedad y de su necesidad de tratamiento, y a la evaluación de los beneficios clínicos que el tratamiento puede lograr, en términos de pronóstico”.
La edad no puede ser el único criterio
La Academia Pontificia por la Vida -en la que participan científicos expertos creyentes y no-creyentes, entre los cuales se encuentran ganadores del Premio Nobel- ha dicho que la edad no puede ser considerada como el único criterio de elección, ya que si fuera así, se podría caer en un comportamiento discriminatorio hacia los ancianos y los más frágiles, por lo que ha pedido formular criterios que eviten la arbitrariedad o la improvisación en situaciones de emergencia.
Previendo que en México llegará el momento en que se deberán realizar procesos de selección de pacientes, con la finalidad de asignar distintos tipos de atención, la CEM exhortó a que estos procesos se realicen tomando en cuenta de manera simultánea: la urgencia del caso, el tipo de necesidad a atender y que los recursos asignados sean lo más beneficiosos posibles para el paciente.
A un paciente jamás se le abandona
La Iglesia también llamó a nunca abandonar al enfermo, incluso cuando no haya más tratamientos disponibles: “los cuidados paliativos, el tratamiento del dolor y el acompañamiento son una necesidad que nunca hay que descuidar”, apunta el texto firmado por el obispo de Nuevo Casas Grandes, José Jesús Herrera Quiñonez, responsable de la Dimensión Episcopal de Vida del Episcopado, así como por el presidente del organismo Rogelio Cabrera López, y el secretario general, Alfonso Miranda Guardiola.
Calificó de inadmisible el abandono de pacientes o la negación del tratamiento médico correspondiente, bien sea curativo o paliativo. “El artículo 4 de la Constitución reconoce el derecho universal a la protección de la salud. Por ello, insistimos, no es legal, legítimo ni moral el abandono de pacientes” apuntó.
Finalmente, los obispos pidieron que las comisiones y comités de bioética, y los organismos responsables de la emisión de guías orientativas para establecer los mejores cursos de acción clínica, estén siempre integrados de manera realmente plural, con personal adecuadamente calificado, respondiendo a la dignidad inalienable de la persona humana y jamás colocando criterios superiores a este valor para la toma de decisiones
“Que la Virgen de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive, custodie a todos, en especial a los más vulnerables y enfermos, en esta pandemia. Que Nuestra Madre del Cielo obre el milagro de la solidaridad que tanto necesitamos en nuestra nación”.