Regina Coeli: Francisco pide a las naciones que se enfrenten al coronavirus “con solidaridad”

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Tras la ceremonia en la iglesia del Espíritu Santo, en lo que ha sido su primera salida del Vaticano para presidir una misa desde que estalló la crisis mundial por el COVID-19, el papa Francisco rezó el Regina Coeli desde ese lugar de devoción a la Divina Misericordia, dos décadas después de que fuese instituida esta fiesta litúrgica por Juan Pablo II, gran devoto de sor Faustina Kowalska, religiosa polaca a la que canonizó también en aquel año 2000, cuando se celebró el Gran Jubileo.



“Ha sido importante celebrar la Eucaristía aquí, en la iglesia que san Juan Pablo II quería como Santuario de la Divina Misericordia”, señaló en sus palabras antes del Regina Coeli, porque “la respuesta de los cristianos en las tormentas de la vida y la historia solo puede ser la misericordia: amor compasivo entre nosotros y hacia todos, especialmente hacia aquellos que sufren, los que más luchan, los que están abandonados”.

No es pietismo, sino compasión

No se trata, advirtió, del “pietismo ni el bienestar, sino de la compasión, que viene del corazón”, una misericordia cristiana que “también inspira el intercambio correcto entre las naciones y sus instituciones, para enfrentar la crisis actual en solidaridad”.

Francisco ofreció su saludo y cercanía a los hermanos y hermanas de las Iglesias orientales que este domingo celebran la Pascua, y afirmó que, “¡sobre todo en este tiempo de prueba, sentimos que un gran regalo es la esperanza que surge de resucitar con Cristo!”.  En particular –concluyó–, me regocijo con las comunidades católicas orientales que, por razones ecuménicas, celebran la Pascua junto con los ortodoxos: esta fraternidad es un consuelo donde los cristianos son una pequeña minoría”.

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