El Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, ha escrito un mensaje al Papa con motivo del 50 aniversario del Día de la Tierra, recogido por Vatican News, en el que subraya que “como una dramática prueba de fuego, el coronavirus une los destinos de millones de personas”.
“Recordar el cincuentenario del Día Mundial de la Tierra, en estos días de la pandemia mundial que ha puesto a todo el planeta ‘en reposo’, debe hacernos reflexionar”, dice el Patriarca en su mensaje, “sobre lo que prometimos y no cumplimos durante este medio siglo”.
Así, el Patriarca ortodoxo subraya que está en juego “el presente y el futuro del planeta azul”, hogar “de todos los seres vivos y no solo del hombre”, cuya “ambición arrogante”, “a menudo ha arruinado esta casa en favor de sus intereses, olvidando la justicia, el amor mutuo, la ayuda hacia los más pobres y desafortunados, el respeto mutuo, la sed de la presencia de Dios”.
“El grito de la naturaleza herida”
Bartolomé ha subrayado “armonía” con el mensaje del papa Francisco contenido en la Encíclica Laudato si ‘. “De la mano de los hermanos”, escribe, “clamamos a toda la humanidad para que se detenga, para escuchar el grito de dolor que surge de la naturaleza herida, de este nuestro hogar común, en el que nos hemos convertido en tiranos y no obradores de la paz”.
Y ahora que “un virus muy pequeño y desconocido nos ha detenido, causando dolor y luto, toda la humanidad”, subraya, “ha notado su fragilidad, la importancia de las relaciones interpersonales”. Para los cristianos en particular, añade el Patriarca, “este es un momento de espera”.
“Me pregunto si esta experiencia renovará las relaciones sociales y hará que los seres humanos sean pacíficos y respetuosos custodios de la casa que Dios nos ha dado”, ha apostillado, recalcando que “al encontrar la armonía dentro de nosotros, redescubriéndose y restableciéndose mutuamente, tendremos la oportunidad de recuperar la posesión de nuestra vida y superar este momento y volver a una nueva relación con la Tierra y con todo el cosmos, porque todo nos lo ha dado Dios para bien”.