Jorge Mario Bergoglio cumple hoy 47 años de su profesión en la Compañía de Jesús. El 22 de abril es la fecha tradicional en la que los jesuitas pronuncian sus votos definitivos, ya que ese día de 1542 hizo lo propio san Ignacio de Loyola. En esta fecha especial para el papa Francisco, Vida Nueva recuerda algunos de sus mensajes a sus hermanos jesuitas.
1. Los refugiados, lugar teológico
Durante su viaje apostólico a Tailandia en noviembre de 2019, Francisco tuvo un encuentro con un grupo de 48 jesuitas del área del Sudeste Asiático. Partiendo de la labor del Servicio Jesuita a los Refugiados, Francisco señaló que la Compañía de Jesús ha transformado su trabajo con ellos en “un verdadero lugar teológico”. “Siempre ha habido refugiados en el mundo, pero hoy en día el fenómeno es más conocido debido a las diferencias sociales, al hambre, a las tensiones sociales y, sobre todo, a la guerra”, explicó Francisco.
2. No perder la memoria
En su visita a Japón, segundo país de su gira asiática el pasado noviembre, Francisco celebró una eucaristía con los jesuitas. “A los que el Señor nos llamó y permitió que camináramos con él por el camino de la vida nos pide no perder la memoria”, dijo durante la homilía. “Cuando uno pierde la memoria de dónde lo sacaron, pierde la capacidad de fidelidad. Y se transforma en juez de los demás. El encuentro de cada día, como jesuitas, cuando venimos a charlar con él tiene que estar cargado de memoria, de memoria agradecida”, apostilló. “No perdamos la memoria de todo lo que hizo con nosotros, con cada uno de nosotros”, animó a los jesuitas, “no perdamos la alegría que da la consolación continua y la paz del corazón en el futuro”. “Y tengamos el corazón abierto para las condiciones que nos va poniendo en el presente de cada día, para que nuestra fidelidad sea mejor fraguada”, añadió.
3. Un apostolado social
El congreso mundial que se celebra en Roma, Del 4 al 8 de noviembre, los jesuitas conmemoraron el 50º aniversario de su Secretariado de Justicia Social y Ecología. Los más de 200 participantes fueron recibidos en una audiencia privada por el papa Francisco. Bergoglio animó a los jesuitas a seguir fieles a esa esencia anclada en el Evangelio: “En los pobres habéis encontrado un lugar privilegiado de encuentro con Cristo. Ese es un regalo precioso en la vida del seguidor de Jesús: recibir el don de encontrarse con él entre las víctimas y los empobrecidos”.
4. Parte de la revolución cultural
En el mismo discurso, el Papa señaló que un mundo como el nuestro, en el que “subsiste la trata de personas, abundan las expresiones de xenofobia, la búsqueda egoísta del interés nacional o la desigualdad entre países y en el interior de los mismos”, donde “hemos maltratado y lastimado nuestra Casa común” como nunca “en los dos últimos siglos”, al mismo tiempo, es un tiempo ideal “para generar creatividad apostólica” en clave de “hondura”. Un reto que, a juicio del Papa jesuita, la Compañía de Jesús puede afrontar de un modo integral, siendo parte activa de “una verdadera revolución cultural”, nacida de “una transformación de nuestra mirada colectiva, de nuestras actitudes, de nuestros modos de percibirnos y de situarnos ante el mundo”.
5. Ayudar a la Iglesia a discernir
En una clave muy jesuítica, Francisco aprovechó también el mismo encuentro para apelar al discernimiento: “Algunos de vosotros y otros muchos jesuitas que os antecedieron pusieron en marcha obras de servicio a los más pobres; obras de de educación, de atención a los refugiados, de defensa de los derechos humanos o de servicios sociales en multitud de campos. Continuad con este empeño creativo, necesitado siempre de renovación en una sociedad de cambios acelerados. Ayudad a la Iglesia en el discernimiento que hoy también tenemos que hacer sobre nuestros apostolados”.
6. La injusticia social y el sexo
El pasado 5 de septiembre, durante el viaje a Mozambique, el papa Francisco se encontró de forma privada con un grupo de 24 jesuitas, como acostumbra a hacer en todas sus giras internacionales. “Una vez un jesuita, un gran jesuita, me dijo que esté atento al dar la absolución, porque los pecados más graves son los que tienen más carácter angelical: orgullo, arrogancia, dominio… Y los menos graves son los que tienen menos carácter angelical, como la gula y la lujuria. Uno se concentra en el sexo y, después, no se le da peso a la injusticia social, a la calumnia, a los chismes, a las mentiras. Hoy la Iglesia tiene necesidad de una profunda conversión en este aspecto. Por otra parte, los grandes pastores dan a la gente mucha libertad. El buen pastor sabe conducir su grey sin someterla a reglas que la mortifican. En cambio, el clericalismo conduce a la hipocresía. También en la vida religiosa”, espetó al ser preguntado sobre la confesión.
7. Valentía para ser mansos
Como ya es tradición, Francisco aprovechó su visita a Rumanía del 31 de mayo al 2 de junio para conversar con los miembros de la Compañía de Jesús en el país. Uno de ellos le preguntó sobre las críticas de las que son objeto los jesuitas. Así le respondió: “En un tiempo de críticas y de tensiones se requiere verdaderamente la cercanía, una cercanía mansa. Hay que estar ante todo cerca del Señor con la oración, con el tiempo transcurrido frente al sagrario. Y después, la cercanía al pueblo de Dios en la vida cotidiana con las obras de caridad para curar las heridas. La Iglesia está muy herida, y hoy está también muy herida por tensiones en su interior. ¡Mansedumbre, hace falta mansedumbre! ¡Y de verdad hace falta valentía para ser mansos! Si uno tiene una duda sincera, se puede dialogar. Pero no responder a los ataques. En el momento del ensañamiento no se puede hablar. Cuando hay persecución queda por vivir el testimonio”.
8. La gracia de la diversidad
“Que un jesuita sea diferente del otro es una gracia. Significa que la Compañía no anula las personalidades. La pregunta es, después, cómo se gestiona esta diversidad comunitariamente. Debemos tener unidad de corazones, de espíritu. Lo importante es el diálogo comunitario y la discusión fraterna que se prepara con la oración. Agradezcamos a Dios por ser diversos. Sí, a veces la diversidad es ideológica, y esta hay que combatirla. Cuando es fruto de tomas de posición ideológicas cerradas, la diversidad no sirve. La diversidad buena es la que el Señor nos ha dado y que nos hace crecer. Pero las dificultades no deben bloquearnos nunca. Hay que seguir avanzando siempre. La paz la encontraremos después más allá…”, respondía a un jesuita rumano que le preguntaba sobre la diversidad entre hermanos.
9. Llevar adelante el Vaticano II
El papa Francisco respondió a las preguntas que los jesuitas bálticos le hicieron durante su encuentro privado con motivo del viaje a esas tierras a finales de septiembre de 2018. Un seminarista le confesó que le había ayudado en su vida y que había dado “mucho” a la Iglesia. Por eso, le preguntó de qué manera puede ayudarle en su pontificado. “¡Gracias! No sé qué pedir”, contestó, para luego añadir: “Lo que hoy hay que hacer es acompañar a la Iglesia en una profunda renovación espiritual. El Señor está pidiendo un cambio en la Iglesia. He dicho muchas veces que una perversión de la Iglesia hoy es el clericalismo. Pero 50 años atrás lo había dicho el Vaticano II: la Iglesia es el pueblo de Dios. Siento que el Señor quiere que el Concilio se abra camino en la Iglesia. Los historiadores dicen que para que un concilio sea aplicado hacen falta 100 años. Si quieres ayudarme, lleva adelante el Concilio en la Iglesia”.
10. La persona, en el centro
En agosto de 2018, el papa Francisco recibió a un grupo de jóvenes jesuitas europeos en formación. El Pontífice pidió a esta treintena de jóvenes religiosos que pongan en un “lugar central” la dignidad de la persona. Un papel principal que debe se una alternativa a quienes ponen la economía y las finanzas como clave de todo, algo que el Papa ha definido como “gran pecado” de hoy. “Poner las finanzas en el centro es cruel” contra las personas, señaló; a la vez que pidió un diálogo entre “la economía, el humanismo y la espiritualidad”.