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El obispo de Córdoba pide a las familias de los fallecidos por coronavirus que “reclamen la presencia del sacerdote”





En su carta semanal, Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, ha recordado que “la caridad cristiana incluye la obra de misericordia corporal de enterrar a los muertos, además de la obra de misericordia espiritual de rezar por ellos”. A su vez, reconoce que la actual pandemia del Covid-19 ha “trastocado ese momento vital de la muerte”.



Y es que, como señala el prelado, la situación actual de la pandemia ha multiplicado el número de muertos, “que además de morir en la soledad y sin familiares cercanos, son conducidos aprisa al cementerio para su sepelio o cremación, sin apenas acompañamiento de la familia”. “En cualquier caso, la legislación del estado de alarma prevé que al momento del sepelio asista el ministro del culto correspondiente, entre nosotros el sacerdote católico”, asevera.

Por ello, Fernández ha agradecido a los sacerdotes que “por caridad cristiana” estén cerca de las familias “en estos momentos de dolor tan especial”, asistiendo al cementerio “para dar cristiana sepultura a nuestros difuntos cristianos”, ya que el fallecido es “miembro de nuestra comunidad parroquial y queremos acompañarle en ese último adiós, hasta que volvamos a vernos en el cielo, como esperamos”.

La importancia de la presencia del sacerdote

Como ha aseverado el obispo, la presencia del sacerdote  en el momento del sepelio “es también un acto de fe explícita en la vida que continúa más allá de la muerte y en la resurrección de los muertos al final de los tiempos, al tiempo que un acto de la más noble compasión para con los familiares”. Unos allegados que, además, “agradecen” que los ministros de la Iglesia estén “cerca de ellos en esos momentos”.

Al mismo tiempo, apunta que aunque normalmente se cuenta con “la colaboración de las funerarias”, en estos momentos “tienen la tentación de no colaborar, quizá por la saturación del servicio”. Por este motivo, Fernández se ha dirigido a los fieles “para rogarles que oren especialmente por los difuntos que mueren en estas circunstancias de pandemia e insistir a todos los familiares que llamen al párroco, para que atienda esos momentos del sepelio con la oración de la Iglesia”.

“Más tarde podrán celebrarse los actos comunitarios debidos”, continúa el obispo, “pero ahora en el momento de la muerte y del sepelio reclamemos la presencia del sacerdote, como nos reconoce la legislación del estado de alarma”.

No olvidar a los fallecidos

“Vivimos una situación inédita en relación con los difuntos, en la que la caridad cristiana no puede inhibirse”, recalca. “Atendamos a los enfermos, a los que pasan hambre, a los niños, a todos los que sufren. Pero no descuidemos a los difuntos y a sus familiares en un momento tan imborrable para la conciencia personal y colectiva, como es la despedida de un ser querido”, ya que “cada uno de los que mueren tiene derecho a un sepelio digno y la familia tiene derecho al duelo por aquel familiar fallecido”.

Finalmente, Fernández pide a los fieles que no consideren “el número de muertos como una fría estadística, que va modulando su curva a medida que pasa la pandemia”, porque “cada uno de ellos tiene una familia concreta, y quizá alguno de nosotros hayamos sido tocados de cerca por la muerte de algún familiar o de algún vecino o conocido cercano”.

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