Tras su sorprendente y abrupta salida como obispo del Callao, en Perú, el misionero español José Luis del Palacio vuelve a atender a Vida Nueva para aclarar que su cese no está relacionado con una conducta inapropiada en ningún ámbito: “No he tenido ningún problema moral, económico ni teológico”.
“Sin embargo –añade–, como siempre he obedecido a la Iglesia, también ahora obedezco al Santo Padre con pleno desprendimiento y espíritu filial. Le agradezco por los años que me tuvo en esta diócesis, así como también agradezco a los sacerdotes y religiosas que, de forma prácticamente unánime, me han expresado su agradecimiento y oraciones, al igual que a todos los movimientos laicales y a las numerosas autoridades civiles y militares”.
Ocho años con muchos frutos
En este sentido, también defiende que su etapa episcopal ha dado frutos comprobables: “Durante estos ocho años de obispo en el Callao, me he mantenido siempre en comunión con el Papa y seguido su magisterio y orientaciones: anunciar el Evangelio a los pobres y hacer obras sociales, educativas y caritativas en los pueblos jóvenes y barracones, así como la construcción de más de 70 aulas y ocho bibliotecas, dado que el 27% de jóvenes en el Callao ni estudian ni trabajan. Fruto de esto, muchísima gente ha retornado a la Iglesia, por lo cual hemos tenido que construir nuevos templos y salones parroquiales; han surgido numerosas vocaciones sacerdotales, de modo que hemos debido ampliar la sede del seminario, y tantas jóvenes han abrazado la vida contemplativa”.
Tras 44 años como misionero en Perú, ¿volverá a España o seguirá encarnado en la realidad del pueblo que ya ha hecho suyo? “Ahora estoy en el proceso de entregar la diócesis a monseñor Prevost, nombrado administrador apostólico de la Diócesis del Callao y, como siempre, abierto a lo que Dios tenga previsto para mí…”.