Javier Dias o el poder de la pastoral del teléfono ante el coronavirus

Javier Dias, jesuita

Javier Dias es testigo activo de bastantes signos de resurrección en estos tiempos de coronavirus. Y lo es en parte porque, mucho antes de consagrarse como jesuita en Madrid hace nueve años, ya era alguien volcado con las personas sin hogar, con algún tipo de discapacidad o con la infancia en riesgo… “Ayudar –confiesa– lo heredé en parte de mi padre”, originario de la India y quien “siempre ha hecho el bien por los demás”.



Ahora, pese al dolor de la crisis, ha comprobado de primera mano cómo “mucha gente ha optado por arrimar el hombro y, rompiendo etiquetas y fronteras, muestra una generosidad desmedida, poniendo la mirada en el centro de los más vulnerables. Lo primero que Dias hizo al empezar esto fue llamar a la asociación Bokatas, con la que se ha volcado durante años y que llegó a presidir, y preguntarles en qué podía ayudar: “Se dedican, junto a muchas otras entidades, a ayudar a muchas personas sin hogar en Madrid. Me dijeron que algunas organizaciones se habían visto obligadas a cerrar y percibían que mucha más gente necesitaba ayuda”.

150.000 euros en 12 horas

“Entre los que seguíamos, unimos fuerzas y pusimos una campaña de captación de fondos, ‘Alimenta familias’, y, en solo 12 horas, recaudamos 150.000 euros. Con todo eso organizamos un plan de compras semanales para abastecer a unas 500 familias de todo Madrid. Fue clave la implicación de muchos voluntarios, encargados de comprar y de llevar todo a las casas, salvoconductos, una gran logística y mucha generosidad”.

Un segundo proyecto, aunque ligado a este, surgió cuando “algunos nos preguntamos cómo estarían las familias atendidas más allá de esta necesidad de alimentos y productos básicos. Tras reflexionarlo, poco a poco se fue formando un grupo de unos 80 voluntarios conformado por integradores, educadores, trabajadores sociales y psicólogos familiares de todas partes de España que, desde entonces, se comprometen a llamar a cada familia tras recibir la compra semanal dando lugar a contarles necesidades que tienen. “Todo eso lo abordamos en nuestras reuniones semanales, telemáticas, y vamos puliendo una mejor respuesta, sabiendo que no sustituimos la labor del trabajador social de referencia, tan solo un seguimiento de la compra que suele dar lugar una conversación de confianza”.

‘No estás solo’

El tercer signo de resurrección del que Dias ha sido testigo activo estas semanas surgió también muy al principio de la crisis: la creación de la página web www.noestassolo.es, impulsada por los jesuitas y en la que, entre otras muchas cosas, ponen a disposición un teléfono (667 54 88 54) al que puede llamar “cualquiera que sienta la necesidad de hablar, mantener una conversación de tipo espiritual o recibir acompañamiento en el duelo”. Impulsada esta labor por voluntarios, hasta 1.500 personas de todo tipo y condición que se han ofrecido a ello, a todos ellos les derivan un puñado de jesuitas (entre los que está él), encargados de coger la llamada y discernir qué atención necesita, así como la persona indicada para ello.

El cuarto signo de resurrección lo ha protagonizado Cristina Calderón, “la mujer de mi mejor amigo, quien se percibió por un médico español de que, como había pasado en Italia, las mascarillas de submarinismo de Decathlon, adaptadas con válvulas especiales, podían servir como respiradores, lo que ayudaría a muchas UCI con falta de ellos. Tras vencer trabas burocráticas, hoy algunos centros sanitarios las aceptan. En la Compañía de Jesús lo hemos apoyado desde la Red de Colegios de la Compañía y, principalmente, a través del Colegio Cristo Rey de Valladolid y de muchos voluntarios anónimos que están donando sus mascarillas de buceo”.

La parroquia, punto de reparto

El último signo de resurrección se plasma en el mismo día de la entrevista con Dias, lo que refleja su apasionado dinamismo en lo que podríamos llamar la pastoral del teléfono y el ordenador, dándose a los demás sin romper el compromiso de salir de casa: “En Ventilla, el barrio de Madrid en el que vivo y que es históricamente humilde, llevan muchos años comprometidos con la gente más vulnerable la Junta Municipal, Cáritas y entidades vinculadas a los jesuitas como el Colegio Piquer, Pueblos Unidos o la asociación Amoverse. Entre todos, conscientes de que se han cerrado puntos de reparto, decidimos fortalecer la red a través de la parroquia San Ignacio, donde voluntarios ayudarán a organizar alimentos donados del Banco de Alimentos y otros productos derivados de donaciones particulares para atender a muchas familias”.

Sin duda, Javier Dias está viviendo una Pascua de Resurrección plena y abrazando muchísimas heridas. Aunque sea a través de un teléfono.

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