De acuerdo con especialistas, la pandemia de coronavirus Covid- 19 no solo tendrá un impacto negativo en la salud pública de los mexicanos, sino también en la economía y, en consecuencia, en la generación de empleos.
Investigadores del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico estiman que podría haber una caída de entre 600 mil y 900 mil plazas de trabajo durante la emergencia sanitaria, pues tan solo entre el 13 de marzo y el 6 de abril se perdieron casi 350 mil empleos en el país.
Para Gerardo Cruz González, especialista en Doctrina Social Cristina, frente a la crisis económica que estamos viendo, producto de la emergencia sanitaria, gobierno, trabajadores, trabajadoras, empleadores tienen la responsabilidad de “repensar el trabajo”, pues es una realidad que la crisis se hará más patente, y no será posible volver a las actividades normales con la misma perspectiva de antes.
El especialista hace un recuento de lo que ha ocurrido en los últimos años en materia de empleo a nivel mundial: el trabajo se ha precarizado, se han perdido muchas plazas y trabajos formales, se ha acrecentado el empleo informal y el subempleo, perdiendo con ello derechos sociales y laborales que se habían ganado en el pasado.
En este contexto, Gerardo Cruz afirma que esta pérdida del empleo impactará de manera particular a México, pues si bien en este momento se cuenta con un sistema de pensiones quebrado, en un futuro la situación será más acentuada.
Lo mismo ocurrirá en materia de seguridad social, dice: “Hoy en día, prácticamente no existe seguridad social para las generaciones venideras, está reducida al mínimo, además de haber una insuficiencia de salario y otros males sociales, pero después de la crisis, va a ser peor”, afirma.
Gerardo Cruz, quien coordina la Maestría en Pensamiento Social Cristiano que se imparte en la Universidad Lumen Gentium en coordinación con el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (Imdosoc), considera que aunque existe una sociedad civil que ha organizado formas de trabajo comunitario, los empresarios siguen teniendo un papel muy importante, pues son ellos los encargados de crear empleo.
Sin embargo –dice– a empresarios y no empresarios nos toca entender lo que el papa Francisco señala en su encíclica Laudato Si’. “Se trata de que nos entendamos todos en una casa común, donde todo está interconectado; cada acción que hacemos tiene un impacto en la vida planetaria; las catástrofes y los daños recaen en los más pobres”.
Para el académico, hoy más que nunca, los empresarios están llamados a practicar una ética del cuidado de las fuentes laborales, privilegiando a los trabajadores sobre la mercantilización que se ha hecho de su fuerza laboral.
Siendo el trabajo la clave de la cuestión social, como decía Juan Pablo II, éste tiene que estar atendido por los empresarios, pero también por los trabajadores. Asegura: “cuando decimos los trabajadores, nos referimos no solo a los que tienen una fuente formal de empleo, sino a todos los que salen cada día a ganarse el pan; muchas veces son vendedores o gente que trabaja por su cuenta, y por eso carecen de beneficios sociales”.
Considera que esta crisis humanitaria debe ser un mensaje a los empleadores para cambiar esta desigualdad social en la que vive el país. “Es momento de hacernos cargo de la historia, como ha dicho el Papa, y ahí los empresarios juegan un papel esencial respecto de la historia de los trabajadores, para crear y conservar los trabajos que dan sustento a millones de familias en nuestro país”.
El especialista considera que esto que se está viviendo no es fortuito, sino que obedece a desequilibrios e injusticias de un sistema económico mundial, por lo es urgente voltear hacia el pensamiento social cristiano, en el sentido de que “las trabajadoras y los trabajadores merecen un salario que les permita vivir, y en estos momentos necesitan un trabajo que les permita ganarse honradamente su pan para comer”.
A la sociedad en general –dice– nos toca ser solidarios con estos trabajadores y crear, en lo posible, fuentes de empleo y redes de apoyo de comercio justo: “podemos ayudarlos de forma solidaria en algunas de sus necesidades como el cuidado de sus niños, para que puedan trabajar, ayudándoles con el transporte, dándoles facilidad en sus horarios, etc. Todo eso es empeño de todos y trabajo de todos, y es una propuesta del pensamiento social cristiano.
Gerardo Cruz explicó que la Maestría en Pensamiento Social Cristiano que iniciará en agosto próximo, busca aportar criterios éticos con base en el Evangelio, para que en los distintos escenarios de la sociedad, economía, cultura, incluso en escenarios intereclesiales, se pueda promover una cultura de la paz, del respeto a la dignidad de las personas y sus derechos humanos, la cultura del encuentro y no del descarte, es decir, de los valores del reino”.
“En este momento de crisis, el Evangelio y su implicación social son muy importantes porque muchas veces se ha pensado nuestra fe como intimista, pero el papa Francisco ha insistido en que no es así; es necesaria una ‘Iglesia en salida’, y esa somos todos. Este proyecto académico, que cuenta con validez oficial por parte de la Secretaría de Educación Pública, brinda estas oportunidades”.
Aclaró que no se trata de hacer una carrera académica, sino que, desde la identidad cristiana, se pueda reflexionar sobre lo que está pasando en este momento de la historia, y aportar soluciones prácticas que ayuden a que los valores del reino estén vigentes. “Lo que queremos es llevar a todos los ámbitos sociales, económicos y políticos; que Cristo sea luz para que todos los hombres y mujeres de este mundo podamos vivir en paz y en justicia”, concluyó.