A raíz de la propagación del COVID-19, las celebraciones del Jubileo en honor a la Virgen del Valle se realizaron sin los fieles. La gente pudo participar desde sus hogares para acompañar esta manifestación mariana, a partir de la transmisión única, que tuvo una masiva audiencia por televisión, redes sociales y plataformas.
El obispo de Catamarca, Luis Urbanc, dialogó con Vida Nueva para contarnos cómo se vivió esta fiesta en la provincia, en la que la Iglesia local preparó distintos actos, y procuró, con los cuidados del caso, acercar a la Virgen Morena a cada uno de sus hijos.
PREGUNTA.- Los 400 años de la aparición de la Virgen venía planéandose de un modo que no pudo efectivizarse. Este aniversario nos encontró en nuestras casas, esperando la visita de la Madre. ¿Qué reflexión le merece este momento tan especial, en esta fecha tan importante, después de este fin de semana de gracia?
RESPUESTA.- “El hombre propone y Dios dispone”. Cada tanto nos lo recuerda, como en esta ocasión. La fiesta hubo que hacerla en las “iglesias domésticas”. No será la primera vez ni la última en nuestra historia humana. Creo que fue para muchos un gran descubrimiento. Lo importante es aprender y salir de la rutina. Dejará muchos frutos que ya los vemos y otros más adelante. El Señor conduce la historia. Tenemos que ser dóciles a Él.
P.- ¿Cómo evalúa la experiencia de los 400 años de presencia mariana en nuestro país?
R.- Quedé impactado por la penetración que tiene la devoción a la Virgen del Valle en todo el país. Muchísima gente conectada por los medios. El episcopado argentino acompañó todo este camino y facilitó que la Memoria de la Virgen del Valle se celebrara al mismo tiempo en todo el territorio argentino. Agradezco de corazón este acompañamiento.
P.- ¿Cómo cree que vivió la gente estas celebraciones?
R.- Todo este mes y medio lo vivió con sentimientos encontrados: ‘desazón’ porque no se pudo vivir lo programado y muy bien trabajado; pero también ‘optimismo’ por enfrentar el reto de hacerlo de otra manera y dejándose guiar por Dios, valorando y aprovechando las diversas iniciativas para poder agradecer a Dios por el regalo de la Pura y Limpia Concepción a este Valle de Luz. Hizo mucho bien la visita de la sagrada imagen por los distintos barrios de la ciudad y alrededores durante siete días. Esto levantó los ánimos y consoló muchísimo.
P.- En el medio de todas las celebraciones, la resolución de la aprobación del milagro de Fray Mamerto Esquiú…
R.- La aprobación de la comisión teológica de que el milagro sea por intercesión de nuestro ilustre coprovinciano es ya uno de los frutos de este Año Mariano Nacional. Quiera Dios que, en la brevedad, podamos honrarlo entre los beatos de la Iglesia y así tener un valioso e influyente ejemplo para los ciudadanos de nuestra República Argentina. Nuestra Patria está necesitando este tipo de modelos para inspirar el accionar de las nuevas generaciones, tanto para la vida eclesial como para el compromiso con las variopintas realidades temporales. El 11 de mayo, recordaremos su nacimiento, de manera que tendremos un elemento más para hacerlo con mayor ilusión y creatividad.
P.- ¿Cómo sigue ahora trabajando la Iglesia de Catamarca?
R.- No perdemos de vista que el Año Mariano continúa en todo el país. Hay mucho por hacer para desarrollar el Tema del IV Congreso suspendido y Año Mariano en Curso: “María, Madre del Pueblo, Esperanza Nuestra”. Al igual que el Lema: “Con María, servidores de la esperanza” nos tendrá que seguir manteniendo el fervor de transformar la historia de nuestra Patria con la ayuda de la intercesión y ejemplo de la Virgen María. La pastoral ordinaria tiene que tener presente la importancia de la figura de María en la Evangelización, Catequesis, Liturgia y Caridad de la Iglesia.